Cuando anunciamos el fichaje de Raúl García Pierna, titulamos: ‘Un medallista mundial para el Equipo Lizarte’. Incorporábamos a un deportista de enorme potencial, una de las mayores promesas del ciclismo español en carretera, capaz de estar con los del mejores del mundo en su categoría y de ser quinto en la general final de su primera vuelta sub23. Pero también a un corredor cuya faceta en los velódromos era si cabe más importante, con las preseas en el Scratch del Campeonato de Europa y en la Puntuación del Campeonato del Mundo como grandes logros después de muchísimas horas rodadas en los peraltes y no sobre el asfalto.
La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 interrumpió el prometedor debut de Raúl García Pierna con los colores del Equipo Lizarte. En sus primeras competiciones de ‘rosa’, fue clave en los abanicos del Circuito Guadiana y subió al podio de la Goierriko Itzulia como ganador de la Montaña y tercero del sprint definitivo. Ahora, pasa los días entre el rodillo y sus estudios de Derecho a través de la UNED; “tratando de aprovechar para hacer un parón porque no tiene sentido seguir con la misma intensidad que si estuviéramos compitiendo”.
En pleno ‘parón’, aprovechamos para departir con Raúl García Pierna y que nos contara su trayectoria en los velódromos, por qué le gusta el ciclismo en pista y qué le ha aportado como ciclista.
«Mi debut en la pista fue el Campeonato de España de 2018, como juvenil de primer año. De infantil y cadete sólo había hecho carretera, aunque reconozco que siempre me había llamado la atención la pista. Mi padre, de hecho, siempre me decía que se me daría bien; también Carlos Castaño, seleccionador de Madrid y medallista olímpico en persecución por equipos, también me lo decía. Y, aunque me daba un poco de miedo, me acabé animando… y, ya en aquellos primeros Nacionales, logré una medalla de plata en Madison junto a Javi Serrano [actual ciclista de Caja Rural-Seguros RGA sub23].
Me gusta la pista por varias razones. La principal, porque en invierno no hay competición en carretera y me motiva cambiar, hacer algo distinto. Además, las carreras me encantan porque son muy explosivas, sin tiempos muertos. En la carretera te puedes encontrar en situaciones donde ruedas 100 kilómetros contemporizando; la pista es mucho más intensa y dinámica. Sí es cierto, por otro lado, que acabas llevando más horas el cullote puesto en la pista que en la carretera, porque el programa del Ómnium [una modalidad de la pista que engloba varias carreras distintas] te obliga a estar 12 horas en el velódromo y preparado para competir.
Mi especialidad favorita es la Puntuación, porque es la más larga y la que ofrece más posibilidades estratégicas. Además, con el paso de las vueltas se pone de manifiesto quién anda más. Lógicamente me tira igualmente la Madison, que es básicamente la Puntuación parejas. También me gusta el Ómnium.
La pista me ha aportado mucha visión de carrera y me ha permitido compartir mucho tiempo con mis amigos del ciclismo. A lo largo de un Ómnium, por ejemplo, tienes tiempo de sobra para confraternizar con otros corredores. Me ha dado técnica, porque el piñón fijo te obliga a depurarte. Y también me ha quitado mucho el miedo, porque en un Europeo o en un Mundial tienes que jugártela muchísimo para aprovechar cada hueco: la mayoría de carreras se deciden por colocación, y te tienes que aplicar si quieres rascar medalla.
En pruebas específicas, la pista es una cuestión de trabajo, de técnica y de cuidado de los detalles. Es de agradecer el gran esfuerzo del seleccionador nacional Raúl Mena para hacernos crecer como ‘pistards’. En 2019, por ejemplo, hicimos tres concentraciones en verano. Fueron tres semanas de lunes a viernes en las que prácticamente sólo ensayamos la persecución por equipos. Parecía que estuviéramos perdiendo el tiempo, pero qué casualidad que llegamos al Europeo e hicimos un buen tiempo; y luego, en el Mundial, pulverizamos el récord de España. Y aun así, si comparabas nuestros relevos con los que daba la cuarteta británica… ¡todavía parecíamos el ejército de Pancho Villa!
Mientras pueda y me vaya bien, quiero compaginar carretera y pista. Si veo que en algún momento deja de ser posible, tendré que escoger. Pero sí que me gustaría ganar un Mundial de Puntuación en el futuro. También me atrae mucho la Persecución Individual, pero siento que en esa modalidad estamos muy lejos de los tiempos de referencia para disputar medallas».