Casi todo el mundo sabe que el ciclista olímpico español más laureado de la historia es un mallorquín, Joan Llaneras, y que gracias a Trackpiste conocimos que los primeros pistards olímpicos españoles eran mayoritariamente baleares, los que participaron en los Juegos Olímpicos de Roma 1960. Pero lo que poca gente sabe es que solamente dos mujeres han conseguido medallas en dos deportes distintos en unos Juegos Olímpicos. Y una de ellas -la única que lo ha hecho en dos deportes individuales- es de origen balear, aunque sea de nacimiento y nacionalidad británica: Rebecca Romero, campeona olímpica de persecución individual en Pekín 2008.
Como ocurría con el post de los pioneros de la pista española, esta historia no sería posible sin el libro ‘Olímpicamente. Baleares en los Juegos’, de nuestro compañero y amigo Fernando Fernández, quien nos descubre a esta ciclista, con la que tuvo la ocasión de charlar en aquella cita. “Tengo muy buenos recuerdos. Aunque era muy pequeña, me viene a la cabeza el buen clima y que me divertía mucho allí”, se recogía en las páginas de Última Hora. “Mallorca es un fantástico sitio para entrenar y vivir. Me encantaría poder ir con tiempo allí, pero tengo mi vida hecha en Inglaterra”, a pesar de que con la selección británica volvió varias veces en aquellos años para entrenar.
Una vida que comenzó en Carshalton, el 24 de enero de 1980, hija de un mallorquín -Jesús Romero- y una británica, que pasó los tres primeros años de su vida en Mallorca, para establecerse definitivamente en Londres donde descubrió el remo casi de casualidad -al mudarse junto al Támesis- y a una edad bastante tardía, los 17 años, aunque tuvo tiempo para ser subcampeona del mundo junior pocos meses después de haber cogido por primera vez un remo; finalista en los Mundiales de 2001, 2002 y 2003, y campeona olímpica en scull 4 en Atenas. Un año más tarde añadiría el oro en el Mundial de la disciplina en Gifu (Japón), aunque los dolores de espalda la obligaron a decir adiós a este deporte y buscar acomodo en el ciclismo en pista, en 2006: como otros deportistas, los ‘números’ mostrados en su primer test dejaron patente sus enormes posibilidades. Y los éxitos tampoco tardaron mucho en llegar, aunque tuvo que dejar Londres para afincarse en Manchester, el epicentro de la pista británica.
En el Mundial de Palma, su segunda tierra, lograba la medalla de plata en la persecución, batida en la final por otra ciclista con una notable relación con Mallorca, la estadounidense Sarah Hammer, para lograr dos oros en 2008, en su nueva casa, en Manchester: en la persecución individual, tomándose la revancha del año pasado ante la norteamericana, y por equipos -entonces tríos- junto a sus compatriotas Wendy Houvenagel y Joanna Rowsell.
Pero la gran cita de ese año eran los Juegos de Pekín, en ese velódromo de Laoshan donde brillaron sus ‘paisanos’ Joan Llaneras y Toni Tauler, donde Romero superaba en la final de persecución a su compatriota Houvenagel. Con ello, se equiparaba a la alemana oriental Roswitha Krause, subcampeona olímpica de los 100 metros libres en México, para ser segunda con la selección de la RDA de balonmano ocho años más tarde y rematar su periplo olímpico con 30 años en Moscú, con el bronce en esta disciplina por equipos.
Romero no pudo sumar una nueva medalla olímpica. Primero, porque en aquellos tiempos la persecución por equipos femenina, donde habría tenido bastantes opciones, no formaba parte del programa. Y segundo porque la británica no estuvo en la siguiente edición, en Londres 2012. Podría haber llegado por edad, pero el hecho de que suprimiesen la persecución individual fue el detonante para que abandonase el ciclismo en pista. Quiso probar suerte de cara a dicha cita olímpica en la carretera, pero esta vez sus enormes cualidades físicas no acompañaron en forma de resultados, para colgar la bicicleta en 2011… y pasarse a disputar algún ‘ironman’, también con éxito, por cierto.
Si quieres conocer más sobre esta deportista única, esta es su web personal.