Estamos en la era del carbono. Cada vez más bicicletas van incorporando piezas de este material y para muchos de los aficionados, el carbono es el oscuro objeto de deseo. Ligero, resistente, flexible, promete cuadros más deportivos y dinámicos. Pero levantemos un poco la cabeza… la vida está basada en el carbono, ¿no? ¿Y si hacemos un cuadro de carbono natural? Son las bicicletas de bambú.
El bambú ha sido denominado el ‘acero natural’ y se viene utilizando desde hace siglos en Asia y América para la construcción de todo tipo de estructuras como puentes, viviendas y todo tipo de mobiliario. Hay muchos arquitectos que reivindican este material para la construcción sostenible, para sustituir al hierro.
Pues bien, este material ha llegado al ciclismo. El aluminio, el acero y el carbono son materiales que requieren cantidades brutales de energía para su extracción, manipulación y su reciclado. En cambio, el bambú crece rápido, en multitud de climas y además fija cantidades ingentes de carbono.
Bajo el nombre de bambú se esconde una amplísima subfamilia de gramíneas, con cerca de 1.000 especies identificadas y que algunas de ellas llegan a medir más de 30 metros. Estas ‘hierbas’ tienen usos medicinales, alimenticios, médicos, biomasa, papel,… y ahora, también bicicletas.
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