El recuerdo final de pasada París-Niza nos lleva a aquel famoso día de Van der Poel desencadenando el apocalipsis en Tirreno y Roglic persiguiendo en el tramo final de la carrera hacia el sol…
Aquella París-Niza que acabó antes de llegar a Niza, los coletazos de la pandemia un año después de llevarnos al confinamiento, se cobró el dominio de Roglic con un desenlace que cuando hablamos del esloveno en Francia nunca hay que descartar. Con una carrera más que sentenciada, rubricada además con varios triunfos de etapa, Roglic perdió todo en una caída seguida de varios cortes que le dejaron en una estampa muy familiar, doliente y sangrando, persiguiendo el grupo de los mejores.
Roglic y Francia llevan ya una historia compartida de unas pocas alegrías y muchos desencuentros que para el corredor le ha significado una losa muy complicada de gestionar. Desde el Dauphiné que perdió en los días previos al Tour de septiembre, año 2020, a lo mal que salió de la última Grande Boucle, víctima de dos caídas y roto ya en la primera semana de carrera, a la París-Niza del año pasado.
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