En estos días en los que todo el mundo habla de las excelentes prestaciones de Alejandro Valverde, no podemos olvidar a otro ciclista coetáneo suyo, incluso casi dos meses más joven, y que también continúa ganando: Rubén Plaza, ahora con los colores del Israel Cycling Academy, que en su preparación para el Giro de Italia -el gran objetivo del equipo- se ha llevado la última etapa y la general de la Vuelta a Castilla y León.
– ¿Cómo fue la victoria?
– En las últimas semanas he realizado dos concentraciones en altura, en Sierra Nevada, y llegaba a Castilla y León con buenas piernas, pero sobre todo con ganas de probarme, de hacer un entrenamiento de calidad de cara al Giro. Es una carrera que me gusta mucho -de hecho la ganó en 2013- y sabía que la última etapa era durilla, que podía irme bien a mis características. Pensaba más que nada en la etapa, pero no estaba lejos en la general, a seis segundos, por lo que podía dar la sorpresa.
– Una etapa en la que todo le salió bien. Primero seleccionando la fuga ‘buena’ y luego yéndose en solitario y finalmente ganando, tanto la etapa como la general.
– De salida procuré no perder opciones, buscando los cortes, porque me veía muy bien. Pude meterme en la fuga de quince corredores de la que salió los cinco que nos fuimos. Cogimos tres minutos y medio y cuando vi que empezaban a recortar, ya pensé en moverme solo o irme con alguien. Al final me fui solo. Coroné destacado ya el último puerto, con algo más de un minuto sobre los perseguidores y tres sobre el pelotón, En Navalmoral no me habían recordado casi nada, pasé con 1:40, por lo que vi que llevaba la suficiente ventaja como para pensar en ganar. A tope y ya sin mucha más historia hasta meta.
– Un podio que no conocía desde 2015, con esa fenomenal cabalgada en la Sierra del Guadarrama en la penúltima etapa de la Vuelta…
– En una carrera world tour es bastante más complicado que suceda esto. Pero en este tipo de carreras más pequeñas si vas con ganas, no pierdes nada probándolo. Si sale bien y si no, no tienes nada que perder. Como decía, lo que se trataba de meter unos días de calidad.
– Y el balance del equipo, mejor imposible ¿no?
– Pues sí, dos etapas, con la conseguida el día anterior por mi compañero Mikhel Raïm, y la general. Hasta este momento sólo llevábamos el triunfo de Edwin Avila en Taiwan, por lo que va a ser muy bueno para la moral del equipo de cara al Giro de Italia, que es el gran objetivo. Pero también para demostrar que no somos una comparsa, sino un equipo combativo que va a dejarse ver. No es un secreto que tenemos que hacer un buen Giro para justificar la invitación.
– ¿Cómo ha sido la integración en el equipo?
– Venir de un conjunto como Orica, con muchas nacionalidades, me ha venido muy bien. Los dos años que pasé allí me sirvieron para soltarme en inglés, para poder comunicarme con todos los compañeros. No siento que me haya costado mucho. Además, me gusta cómo se están haciendo las cosas. Somos un equipo pequeño, pero con vocación de crecer.
– Y en Israel, ¿cómo se vive el equipo y sobre todo el inminente Giro?
– En Israel todos sabemos que no hay mucha afición, ninguna tradición, y lo que se pretende es que el ciclismo se convierta en un deporte popular. Se está haciendo un trabajo muy interesante que en dos o tres años dará sus frutos. Ahora mismo en el equipo hay cinco israelíes, pero también hay un equipo sub23 y un trabajo de base.
– Volviendo al Giro, ¿cuáles son los objetivos del equipo, en general, y el suyo, en particular? Porque imagino que después de haber ganado etapas en Tour y Vuelta, redondear en el Giro será su intención…
– Todavía no hemos hablado, por lo que no sé si Neilands saldrá a disputar la general o no. Y en cualquier caso, tampoco será necesario que tenga el apoyo continuo del equipo. Como te digo es algo que no hemos hablado, pero siempre da más imagen ganar una etapa que quedar décimo en la general.
– ¿Se ha marcado alguna jornada en particular?
– Si hay buenas piernas, la segunda mitad de las grandes es siempre más fácil para moverse. Pero hay que llegar entero, con fuerzas y sobre todo aprovechar la oportunidad. Porque lo mismo no coges la fuga y se te va el corte o estás a todo y al final terminas deshecho. Eso de decir que me marqué una etapa es muy bonito, pero a mí nunca me ha servido, aunque también es verdad que hay días que son claramente de fuga y otros que no.
– ¿Va a correr algo hasta el Giro?
– No. Se sopesó la posibilidad de hacer Asturias, pero no. Voy a estar en el CAR unos días y el lunes nos vamos para Israel, un día antes que otros equipos porque tenemos algunos actos allí.
– Por lo que me está diciendo, la preparación en altitud está siendo la clave en su puesta a punto para el Giro…
– Pero no es de ahora. Llevo ya diez años haciéndolo así, aquí en Sierra Nevada o en Andorra, de cara a las grandes. Aparte de los beneficios de la altitud, estás más centrado, porque llevas una vida de monje. Entrenar y descansar. En casa no puedes hacerlo, porque tienes otras pequeñas cosas que te entretienen, que si los chavales, que si tal. Es algo que me va bien.
– Después del Giro, ¿qué plan tiene?
– Como equipo tenemos un calendario bastante completo, durante todo el año, lo que no está nada mal para un equipo como el nuestro. Supongo que yo descansaré algunos días, pero vamos a correr en Estados Unidos, en Utah y Colorado.
– Ya son dieciocho años de profesional, ¿se plantea la retirada?
– La verdad es que sí. No sé si este año o el que viene, pero no lo veo muy lejos. De momento quiero hacer el Giro y pensarlo tranquilamente después. Quizás sea mi última gran vuelta y es en lo que tengo la cabeza ahora. Luego ya habrá tiempo para hablarlo.
– El que no parece que tenga in mente dejarlo es su coetáneo, Valverde. ¿Qué nos puede decir de él?
– Poco puedo añadir después de todo lo que se ha dicho. Ahí le tenemos, más fuerte incluso que antes de su lesión y superando todas las expectativas. Sigue siendo el mejor y dentro de unos años le veremos como uno de los corredores que ha hecho historia en el ciclismo. Para mí ha sido un orgullo haber estado con él, algunas veces ayudándose a conseguir los triunfos y otras intentando ponérselo difícil.