“En el momento en que crucé la meta no sentí nada especial, sólo que había ganado una carrera. Fue cuando me bajé de la bici cuando todo se desbordó, cuando me abrazaba la gente y me puse a llorar de la emoción, cuando me di cuenta de que era el campeón del mundo, algo que no han conseguido muchos corredores españoles”.
Así nos cuenta Rubén Sánchez Córdoba sus impresiones sobre su histórico triunfo, ya de regreso en Alcalá de Henares, a donde llegó el martes por la noche, y no excesivamente cansado del largo viaje desde Cali “porque como son las fiestas aquí, salí a dar una vuelta con los amigos”. La jornada de ayer miércoles ya fue un poco más tranquila, “aunque sigue llamándome muchísima gente para felicitarme”, y hoy jueves reinicia los entrenamientos de carretera, ya que aún le queda una última prueba con el Bathco, la Vuelta a Talavera, entre el 7 y el 10 de septiembre.
Volviendo a esa histórica eliminación en la que se convertía en el primer campeón junior español de pista, le comento al alcalaíno esa impresión de seguridad que mantuvo en toda la prueba, incluso en los dos momentos más complicados en los que coincidimos al recordar la prueba: la caída de dos ciclistas delante de él y un sprint en que estuvo a punto de ser eliminado. “Hicieron el afilador, se fueron al suelo y no pude evitarlos. No me pasó nada, salvo dos o tres moratones que tengo, aunque sí se me rompió la rueda delantera. Pero no me puse nervioso, respiré y me dije que tenía que seguir tranquilo e ir a por todas. Luego es cierto que me vi fuera. Me encerraron, y me pillaron a contrapié y pensé que todo se había acabado, que me habían eliminado. Pero cuando vi la pantalla y que no era yo, volví a coger mucha confianza”
«Mucho dolor de piernas, pero merecía la pena porque estaba muy cerca de ganar el Mundial»
Poco a poco fue pasando la carrera, con el español cada vez más seguro. “Y cuando quedamos tres aceleré un poco para probar al italiano, porque si me pasaba es que llevaba mucho gas. Pero se quedó. Tenía ya mucho dolor de piernas, pero merecía la pena porque estaba muy cerca de ganar el Mundial. Y cuando el ucraniano atacó, me costó seguirle, porque había puesto mucho desarrollo, un 59 x 15, y me costó lanzarlo. Pero cuando me puse a rueda sabía que le podía pasar, aunque fuese por encima”, nos dice riendo.
Rubén nos dice que “lo primero que hice fue llamar a mi madre y a mi abuelo, aunque luego me ha felicitado mucha gente. A todos los quiero dar las gracias, a los que me han ayudado en toda mi carrera, a los que me estuvieron viendo y a los que se enteraron después, por todo este apoyo”. Tampoco se olvida del público colombiano, “porque se volcaron con nosotros y nos animaron muchísimo”. Y aunque ya han pasado tres días desde la victoria, “aún no termino de creérmelo del todo, pero miro al maillot y me digo: pero si eres campeón del mundo”.
«En el scratch me equivoqué de táctica»
Fue su tercera prueba en el Mundial, después de una velocidad por equipos en la que simplemente compitió para completar el equipo junto a los dos especialistas como Sandro Abadia y Hugo Sánchez, aprovechando su chispa de ex velocista para el tercer relevo, y un scratch del que no salió muy satisfecho. “Corrí con idea de poder luchar por la medalla, pero me equivoqué en la táctica. Salí a varios ataques del italiano y cuando metió el palo el ruso, me pilló mal”.
Aún quedan esos últimos compases de la temporada, para pensar casi de inmediato en el 2024. “Hay que preparar la pretemporada y seguir con el trabajo. Soy junior de primer año, y me queda una segunda temporada para seguir mejorando. Quiero seguir haciendo pista, pero sobre todo consolidarme en la carretera, ver si puedo ir con la selección. No digo a un Mundial, porque el del próximo año es muy duro, pero sí ir a algunas de las pruebas del extranjero que mejor pueden ir con mis características”. Y desde luego en pista, pensar que, junto a Héctor Álvarez, también de primer año, puede formar una dupla verdaderamente interesante este próximo año.