El portugués Rui Costa, como no puede ser de otra forma, era el más feliz del mundo: “Llevar este maillot era el objetivo de toda mi carrera y aún no puedo creerlo. Tenía esta meta marcada. Un campeonato del mundo es como una lotería y es complicado ganarlo. Siempre es difícil, y más una carrera como esta, con tanta lluvia, sobre todo durante las tres primeras horas. Siempre pasas por altibajos; en algunos momentos no me encontraba bien, pero en la última vuelta las sensaciones han mejorado.
El próximo corredor del Lampre tenía muy claro los puntos clave del recorrido: «Sabía que debía estar atento en Fiesole y supe salir al ataque final. También sabía que en Via Salviati sufriría, y sabía dónde debía atacar para poder cazar a Joaquim y jugármela con él al sprint»
Y confiesa su sorpresa por haber batido al sprint a su rival en los metros finales. «Pensaba lo mismo que todos sobre este Mundial, que Italia guiaría la carrera y que los españoles se preocuparían de mantener a Nibali a raya, así que había tomado una decisión sobre cómo correr antes de la carrera. Pero conozco bien a Purito y nunca me hubiese imaginado que le ganaría».
Y habla del futuro: «Ahora queda terminar la temporada; ya tendré tiempo de acariciarlo y saborearlo», en declaraciones a su equipo Movistar.