Como una persona que llegó al ciclismo antes de tiempo. Así me la han definido más de una persona de las que le conocieron en su momento, en los años ochenta y noventa, cuando intentaba dar presencia a un ciclismo femenino que no es que estuviera en mantillas, es que apenas existía en un mundo casi totalmente masculino: Las mujeres eran un engorro y pensar en competiciones para ellas, una temeridad; lo más que se hacía era acoplarlas como se pudiera entre los chicos.
Rosa Sansaloni, una valenciana de Tavernes de la Valldigna, no se resignaba a jugar un papel marginal en el ciclismo de aquellos años. Había llegado a nuestro deporte casi de casualidad, a los 21 años, cuando se compró una bicicleta para ir a trabajar, y solamente comenzó a competir algunos años después. Y en su papel de luchadora, de mujer comprometida y de persona muy inquieta, un buen día de 1995 -concretamente un 4 de marzo- afrontó el récord de la hora, que en España no existía ni oficiosa ni oficialmente. Tenía ya 31 años.
“Era un poco excéntrica, diferente a las mujeres de aquella época. A veces tenía mucho genio, pero la apoyamos desde el club y yo personalmente en todo lo que pude, porque le gustaba mucho el ciclismo”, nos cuenta Salvador Talens, muchos años secretario del club ciclista local, quien le llevó a la primera carrera –“no recuerdo aquello, porque tengo 87 años y me falla la memoria, pero ella lo dijo hace poco en una entrevista”- y quien le animó a afrontar el récord de la hora. “Como no existía el récord y yo estaba en la Federación Valenciana, se lo propuse, y a ella le pareció bien. Pedimos permiso a la Federación y al Colegio de Árbitros y nos dejaron el Lluis Puig, el de Valencia no el de L’Alcudia, para que pudiera hacer el récord”.
Con los ánimos y la colaboración de su marido, Paco, también ciclista, y de algunas firmas comerciales -aunque puso dinero de su bolsillo- comenzó su camino hacia el récord, dedicando algo más que los fines de semana que era cuando únicamente podría entrenar hasta entonces, ya que su empresa le dio las tardes libres para prepararse. La plusmarca mundial en aquel entonces estaba en poder de Jeannie Longo, con 46,352 kilómetros, y además conseguida en la altitud de México. Los objetivos de Rosa eran mucho más modestos, simplemente abrir el camino y estar por encima de los 36 kilómetros.
Recientemente en Diari Serpis recordaba algunos detalles de aquel récord, “sufrí muchísimo, pero desde el minuto cero estuve motivada”, y de su trayectoria: “La ilusión y el espíritu de superación es lo que me ha llevado a estar más de 30 años encima de la bicicleta. Ahora por donde voy todos me saludan, incluido el que me giraban la cabeza en épocas pasadas”. “Fue la primera en España en tener récord y es algo que para ella ha sido un honor, pero para nosotros también”, apostilla Talens.
Un día y 26 años después de la gesta de la valenciana, queremos rendirle homenaje por atreverse a abrir ese camino que, gracias a ella y a otros como ella, ha permitido que el ciclismo sea un deporte más femenino; por esa otra batalla que ganó muchos años después al superar un cáncer y seguir corriendo, lo que le gustaba; y por supuesto, animar a otras muchas jóvenes corredoras a que sigan su camino, que desgraciadamente tiene pocos peldaños: El récord de Sansaloni fue batido ampliamente ese mismo año, el 28 de octubre, por una de las mejores ciclistas de aquellos años, Nuria Florencio, también en Valencia (42,059) y solamente después, el 12 de octubre de 1996, por Dori Ruano en Anoeta (44,158).