Nada hace pensar que Froome esté para su quinto Tour. Cuando supimos del accidente de Chris Froome en el Dauphiné de hace dos años, camino del quinto Tour, nunca pudimos imaginar que en un rodaje previo a una crono, se podían ocasionar lesiones tan graves como las que se llevó el inglés de aquel golpe.
Recordamos las palabras de Dan Martin, encogido, diciendo que pensaba que se había matado. Desde que se supo el alcance, ya comentamos que la recuperación iba a ser una heroicidad, cuanto si más pensar en una vuelta al máximo nivel. Desde entonces, Chris Froome sólo ha mirado adelante, con el brillo en los ojos y la determinación que le han hecho una leyenda de este deporte. Un camino de vuelta que no está haciendo justicia a lo que se comentaba desde un inicio.
Recuerdo este post de nuestro amigo Eric Monasterio, explicando que la avería de Froome excedía con mucho el objetivo de ser ciclista, dibujando las dificultades que están surgiendo, adelantando las imágenes que se han vuelto familiares, las de Froome descolgado cuando quedan no pocos ciclistas en el grupo
Desde el entorno de Froome, y él mismo, siempre han dicho que el objetivo es el mismo, ganar el quinto Tour, y que era posible, que no fácil, recuperar el nivel que le permitiera optar al mismo. El discurso entiendo que es obligado, más desde un equipo que se ha dejado un pastizal para traerse al ciclista con el palmarés más valioso de entre los que están en activo.
Artículo completo de El Cuaderno de Joan Seguidor