Los corredores, al menos los grandes campeones que se juegan las carreras más importantes a base de fuerza y sabiduría, están acostumbrados a prestar mucha atención a los pequeños detalles. Tanto a los propios como a los ajenos. Por ello, en especial aquellos que dependen en gran medida de la táctica para conseguir sus objetivos –léase, los clasicómanos– han desarrollado una habilidad especial para el engaño. Para, como los jugadores de póker, poner cara de circunstancias y seguir a lo suyo sin que nadie adivine lo que está pasando por sus piernas… o por sus cabezas.
Sin duda, Fabian Cancellara lo consiguió con el que esto escribe cuando, en la entrevista en exclusiva que concedió a Ciclo 21 hace sólo tres días, y preguntado directamente por su posible participación en el Giro de Italia y ese, entonces, supuesto objetivo de completar su colección de maillots de líder –y etapas– de cada una de las tres grandes, sólo dejó caer que “es evidente que no lo hemos descartado”.
El caso es que apenas 48 horas más tarde, su equipo anunciaba la incorporación al maillot –y, por lo tanto, al presupuesto– de Segafredo, una de las más importantes marcas cafeteras del mundo. Siendo una casa italiana, no costaba mucho atar cabos y el propio Fabian Cancellara se ha encargado de confirmarlo: correrá el Giro e intentará, gracias a esa etapa prólogo con la que comienza, hacerse con ese triunfo y ese rosa que le faltan en su palmarés.
Pero esa es la lectura cortoplacista del asunto. La sencilla. La aventura de Segafredo en el ciclismo tiene pinta de ir para largo. Son tres años los que han firmado, pero –eso es habitual ahora que el enamoramiento es tan reciente– todas las partes hablan de que su deseo es el de prolongar este entendimiento más allá del acuerdo inicial.
Como decimos, Segafredo es una marca italiana y, como tal, sus intereses tendrán un peso muy importante a la hora de fijar calendarios y objetivos del equipo, que hasta ahora dependía casi únicamente del capital americano de Trek. Por ello, y dado que este año finaliza su relación contractual con Astana –amén del ya muy mencionado deteriorado ambiente entre ambos– son muchos los que han atado cabos y afirman que la inyección económica que llega desde esos cafetales podrían ir directamente a asegurarse la presencia el próximo año de Vincezo Nibali en el nuevo Trek-Segafredo, con lo que el equipo de Guernicela se anotaría uno tanto importantísimo para situarse en lo más alto de la jungla ciclista en el apartado de las grandes vueltas.
Pero la retirada de Fabian Cancellara al final de la presente temporada dejará, no cabe ninguna duda, un flanco muy desprotegido en el conjunto americano: el de las clásicas. Siempre han brillado, gracias al suizo, en ese terreno y parece que los nuevos compañeros de viaje de la escuadra, procedentes de un país donde la cultura de las carreras de un día es casi tan grande como la de las etapas, no están dispuestos a que esa situación cambie. Por ello, aunque parezca un juego de nombres, el que se pondrá ahora nervioso en lugar de Bjarne Riis, podría ser Andy Rihs.
Si el danés ha tenido que ver cómo los responsables de Trek le birlaban el gran patrocinador con el que tenía la esperanza de montar un nuevo equipo World Tour tras su ‘divorcio’ de Oleg Tinkov (esa guerra podría reavivarse con esta nueva situación), ahora es el suizo, propietario del BMC el que tendrá que estar muy atento a los movimientos del Trek-Segafredo. Como decimos, no quieren perder comba en las clásicas y ya han surgido las primeras informaciones que apuntan al interés del equipo por suplir la baja de Cancellara con la incorporación de Greg Van Avermaet de cara a la temporada 2017. El belga, que sigue sin haber explotado de manera definitiva, se encuentra concentrado en Denia con el resto del equipo BMC y, por el momento, prefiere centrarse en conseguir, de una vez por todas, colocarse a la altura de los grandes nombres de la primavera, pero su patrón, Andy Rihs, haría muy bien, en caso de tener interés por retenerlo, si comenzara a plantearle opciones de futuro más allá del final de su contrato actual, es decir, más allá del final de la presente campaña.