Hay una expresión en inglés, muy usada –además de en otros ámbitos– en el deporte: Pushing the limits. Traducida literalmente sería empujando los límites, pero su sentido real se refiere a aquellos atletas que pelean duro por conseguir resultados nunca antes alcanzados. Récords del mundo, victorias increíbles, remontadas históricas, gestas de leyenda… todo aquello que, durante un tiempo, parecía fuera del alcance del ser humano y que, un día, se consigue. El idioma de Shakespeare tiene otra frase muy usada: The sky is the limit. El cielo es el límite. En este caso, la traducción más correcta sería que no hay límites.
Tras el anuncio hoy del resultado adverso de Chris Froome en un control antidopaje realizado durante la pasada Vuelta a España las dos frases, unidas, podrían crear un muy malicioso Sky, pushing the limits. Porque ese pushing the limits, en otro contexto, también se aplica a esas personas que gustan de jugar al filo de la norma (los lectores que son padres pueden entender perfectamente esa situación) y eso es lo que ha venido haciendo Sky desde su creación en busca, y aquí viene otro anglicismo, de los marginal gains, es decir, esas ganancias marginales que, décima a décima, pueden marcar la diferencia entre el triunfo y la derrota.
Una búsqueda de la perfección que les ha llevado a tener más de un encontronazo con la enorme zona gris de cualquier reglamento. Uno de los últimos –y más inocuos– fue el surgido por el uso de unas protuberancias en sus monos de CRI durante el pasado Tour de Francia que, supuestamente, mejoraban la aerodinámica de los mismos.
Froome y Wiggins, en la lista de Fancy Bears
Pero si los materiales general polémicas, la búsqueda de los límites en el campo científico y de la medicina deportiva han situado a Team Sky y sus líderes en el centro del objetivo de muchísimas críticas. Quizás no sea la más recordada, pero hace algo más de un año el nombre de Chris Froome apareció en el listado de atletas acusados de dopaje por los hackers rusos Fancy Bears. En aquel listado, Froome apareció junto a otro ex miembro de Sky: Sir Bradley Wiggins, que ahora se ha pasado al remo para buscar una plaza en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Concretamente, lo que denunciaban estos piratas informáticos era que los dos corredores, junto a otros muchos deportistas, habrían consumido sustancias prohibidas gracias a los permisos por uso terapéutico (TUE, por sus siglas en inglés).
Precisamente el nombre de Wiggins es el que más y con mayor insistencia se ha relacionado con algo que podría asemejarse a un sistema organizado para empujar los límites dentro del equipo Sky. Su affaire, que se dio por cerrado hace apenas un par de semanas, tuvo todos los ingredientes para mantener el interés mediático de principio a fin, llegándose incluso a acusar de connivencia y participación a British Cycling.
Todo a causa de un misterioso paquete remitido por el médico del equipo, Richard Freeman, que le fue entregado a Sir Bradley Wiggins en el Dauphiné de 2011, es decir, un año antes de su Tour triunfal. Durante demasiado tiempo Team Sky y su máximo responsable, Sir Dave Brailsford se negaron a dar explicación alguna al respecto, incluso después de que la agencia antidopaje británica (UKAD) abriera una investigación al respecto. Finalmente se supo que el contenido del paquete no era más que el mucolítico (no prohibido) Fluimucil. La única coincidencia, por lo tanto, con el caso Froome actual es que hablamos de medicamentos que actúan sobre el sistema respiratorio.
El inhalador del Dauphiné 2014
Otra de las polémicas más famosas en las que se ha visto envuelto Team Sky, esta vez con Froome como protagonista, fue aquella del Dauphiné de 2014 cuando las cámaras de televisión cazaron a un Chris Froome líder inhalando lo que él aseguró que era Ventolín, mismo producto de sus actuales dolores de cabeza. Fue en pleno ascenso al Col du Béal y las imágenes dieron muy rápido la vuelta al mundo, igual que las de un Froome extremadamente delgado en el Tour de 2016, cuando se desveló aquel término de deshidratación óptima, un nuevo límite que empujó el equipo médico de Team Sky llevando a su corredor estrella al borde mismo de la deshidtratación en busca de una ganancia (en este caso, pérdida) de unos pocos gramos en su peso.
Desde que aparecio el Sky viene con los problemas de dopaje el SR. Wiggins tambien resulto con asma,parece que el Sky es esperto en contratar asmaticos. Para ganar carreras hay que ser asmatico.Adonde estan la rectitud de los Ingleses