Con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de invierno en la localidad rusa de Sochi, la Unión Ciclista Internacional (UCI) ha redoblado sus esfuerzos en aras de conseguir la inclusión del ciclocross en el programa olímpico invernal, lo que cerraría el círculo que ya forman sus ‘primas’ de la ruta, la pista y la BTT en los JJOO de verano. Como ya se ha explicado en multitud de ocasiones, el principal problema en estos momentos es la norma de que las Olimpiadas de invierno sólo aceptan deportes que se disputen sobre hielo o nieve, pero no es el único. En cualquier caso, es un secreto a voces que el IOC está más que dispuesto a relajar esa norma con la intención de conseguir un mayor número de deportes en sus JJOO (actualmente son 15 deportes que suman un total de 86 pruebas) y Brian Cookson y los suyos no quieren dejar pasar la oportunidad.
Si el deseo de los responsables del ciclismo mundial se hiciera realidad y el ciclocross acabara siendo parte del programa de los Juegos de Pyeongchang (Corea del Sur) en 2018 hay un profesional de la bicicleta que podría hacer verdadera historia en el deporte y sumar su nombre a la muy corta lista de atletas que han conseguido medalla tanto en los JJOO de verano como de invierno.
Sólo cuatro seres humanos han sido capaces de pisar el podio de las dos citas olímpicas. El primero fue Edward Eagan (EEUU) que en Amberes 1920 se proclamó campeón olímpico en boxeo y en Lake Placid 1932 se colgó el oro en bobsleigh a cuatro, siendo el único que ha sido, además de medallista, campeón olímpico en ambas estaciones. De la misma época data Jacob Tullin Thams (Nor) oro en saltos de esquí en Chamonix (1924) y plata en vela en Berlín 1936.
Mucho hubo que esperar para que Christa Luding-Rothenburger (Ale), campeona olímpica en patinaje de velocidad en Sarajevo 1984 y Calgary 1988 (donde también obtuvo una plata) y bronce en Albertville 1992 se convirtiera en la primera mujer medallista en ambos JJOO cuando se adjudicó la plata en ciclismo en la modalidad de sprint en Seúl 1988. El último ejemplo, también mujer y también relacionada con el ciclismo, lo tenemos en Clara Hughes (Can) que a su bronce en la prueba de CRI de Atlanta 1996 sumó el oro en los 500 metros de patinaje de velocidad en Salt Lake City 2002.
Como decíamos, si el ciclocross se uniera al programa olímpico de invierno no sería muy descabellado pensar que Zdenek Stybar, el checo que acaba de proclamarse campeón del mundo en Hoogerheide, podría tomar el relevo de las dos mujeres antes mencionadas y, merced al cambio de normativa, ser el primer deportista capaz de conseguir medalla –y, por qué no el doble campeón olímpico– en el mismo deporte.
Ya vimos el año pasado en una prueba durísima como la París-Roubaix –también es cierto que se trata de una carrera distinta a todas– que Stybar tiene el fondo y la fuerza para aguantar por encima de los 200 kilómetros y con su triunfo en la séptima etapa de la Vuelta a España por delante de Gilbert también nos mostró sus dotes de finisher. A falta de conocer los detalles del circuito de Brasil 2016 –recordemos que también en un terreno más rompe piernas como el de la 7ª etapa del Eneco Tour de 2013 Stybar supo conseguir el triunfo–, no resulta descabellado hoy por hoy pensar en él como un claro aspirante a medalla. Y, si lanzamos la imaginación a volar, ¿alguien en su sano juicio le descartaría para unos JJOO de invierno dentro de 4 años? Para entonces tendrá 32 años. Si tenemos en cuenta que Sven Nys, el gran dominador de los últimos años y gran (único) rival del checo en Hoogerheide suma 37 primaveras, incluso nos atreveríamos a pronosticarle dos ciclos olímpicos más a Stybar.