Román Mendoza / Ciclo21
La pasada semana, se anunciaba la lista de deportistas becados por el ADO. Entre ellos diez ciclistas: siete pistards, dos bikers y Teresa Fernández-Miranda, una rider guipuzcoana, que cumplirá los 24 años en junio, especialista en BMX Freestyle, que entraba en esta relación gracias a la inclusión de esta disciplina en el programa olímpico de Tokio… y a su quinta plaza en el primer Mundial de BMX Freestyle, el pasado mes de noviembre en Chengdu (China).
Por eso, queremos conocer a esta joven rider, desconocida para los aficionados ciclistas, que, vistos sus resultados –séptima en la Copa del Mundo de Hiroshima y quinta en la de Montpellier-, tiene bastantes opciones de estar en los próximos Juegos Olímpicos, a pesar de que esta disciplina solamente contemple la presencia de nueve riders, dos del mejor país, seis para la siguientes naciones de una clasificación que se abrirá en noviembre y una plaza por invitación para el país anfitrión, Japón. “Es una pena que vayamos a ser tan pocas”, se lamenta, aunque hace quizás menos de un año esta posibilidad no hubiera sido ni el más maravilloso e ilusorio de sus sueños.
“Llevo poco tiempo montando. La bici siempre me ha dado un poco de vergüenza. Pero a mi hermano (Álvaro) le gustaba esto del BMX y empecé a cogerle la bici para ir al skatepark, pero como diversión, nunca pensando en que pudiera dedicarme a esto. Cuando me enteré que lo habían hecho olímpico tampoco le di mucha importancia. Pero cuando me llamó Manu (Mateo) –el seleccionador nacional- y me dijo que quería probarme, que tenía opciones de estar en los Juegos, me cambió la mentalidad”.
Es curioso que siempre que Mateo se refiere a ella, la llama Teresa Williams, aunque todo tiene una explicación. “Había un chaval que montaba que se llamaba Williams, que me gustaba mucho. Y como mi apellido es muy largo, empecé a usarlo, y la gente me conocía así”. No obstante, los resultados ya obligan a que tengamos que conocer ese Fernández-Miranda.
Un quinto puesto que cambia una vida
En 2017 ya compitió en los X-Games, “lo que fue un sueño para mí, ya que en BMX no hay muchas competiciones y esta es la más importante. La gente vive más de exhibiciones. En mi caso, yo no tenía los medios para poder hacerlo”. Pero el momento clave llegó en Chengdu donde en dos semanas compitió en una Copa del Mundo y en el Mundial, con resultado muy desigual. “En la Copa me caí, me tuvieron que dar catorce puntos en la barbilla. Tenía miedo de volver a caerme en el Mundial. Pero Manu me animo bastante y me salieron las cosas mucho mejor”. Un quinto puesto al que tampoco dio mucha importancia. “Fue él quien me dijo que me iban a dar una beca ADO. Imagínate, poder dedicarme dos años a vivir haciendo lo que me gusta. Ni me lo había planteado”. Y es que Teresa estaba trabajando, se quedó en paro, y estaba esperando para que la volvieran a llamar, aunque ahora su vida ha cambiado ahora radicalmente.
Allí en Chengdu, en la final del Mundial, se producía una curiosa imagen, al ver a todas las participantes, menos a la española que llevaba el maillot oficial de la selección, con camisetas, incluso publicitarias. Y todas, sin excepción, con pantalones vaqueros o similares. “Es lo que siempre hemos usado. Yo competí con unos vaqueros elásticos, con los que voy cómoda. Y arriba nos gusta llevar una camiseta que no sea muy ajustada. El maillot se me hizo un poco extraño. Supongo que tendremos que usar uno que nos quede más suelto”, ya que ha pasado a ser obligatorio en la vestimenta de los riders.
Y también resulta curioso que la vasca siempre se refiere a su disciplina como BMX, no como freestyle o como park, lo que me resulta sorprendente por la confusión y por las escasas similitudes, aparte de la bicicleta, que tiene con el racing, el BMX más tradicional que también está en el programa olímpico, desde 2008. “Para nosotros y para mucha gente, el BMX es el Freestyle, que tiene más difusión que el racing, que está más concentrado en unas zonas determinadas”, argumenta en su reivindicación.
La importancia del estilo
Otra modalidad de Freestyle, el flatland, ya está integrado en la UCI, y se habla de que también podría ser olímpico, en 2024. Para Fernández-Miranda, “son dos disciplinas muy distintas. Es mucho más técnico en su ejecución. Lo mío es más de velocidad, de echarle narices, de decir que puedes hacer algo y hacerlo. Me gusta la sensación de saltar de una rampa a otra, de poder volar un par de metros y caer. Cada vez estoy subiendo más alto y es una sensación muy bonita. Pero creo que lo más importante es el estilo, las transferencias”. En el Mundial, a pesar de no haber un reglamento muy definido, ese estilo de la española fue apreciado por los jueces y la racha ha continuado tanto en las competiciones UCI antes indicadas, como en la Vans BMX Pro Cup, en Sydney, donde fue la ganadora.
Pero pese a su indudable mejora, Teresa es consciente de que le queda mucho por hacer. “Hasta ahora apenas he entrenado. El BMX era salir con los amigos y poco más. Ahora será distinto, porque aunque se puede montar en cualquier lado, para entrenar bien hay pocos sitios, en Madrid, en Málaga, en Tossa… Supongo que como tengo tiempo podré hacerlo más, ensayar trucos y mejorar las transferencias. Por otro lado, tendré que prepararme mejor, ir al gimnasio, preocuparme por la alimentación. Con Manu no he hablado de esto, pero sí con Antonio –el técnico que les suele acompañar en estas ocasiones- para que coja una enduro y haga un plan de entrenamientos. Empezaré ahora, con el buen tiempo, y de cara al Mundial, en noviembre, que será cuando empiece la clasificación olímpica”.
Una clasificación para la que contará con la ‘ayuda’ de la catalana Bea Ibañez, que ya estuvo en Montpellier y que irá también a las pruebas de Canadá y Hungría. “Ha estado tres años sin competir y ahora ha vuelto. Creo que si nos ponemos las pilas podemos lograr la clasificación”, aunque sabe que detrás de ellas no hay nadie. “Ojalá nuestro ejemplo sirva para otras chicas y podamos hacer alguna quedada o algo así para animarlas con el BMX”. Igualmente Teresa afrontará las pruebas del circuito Vans –actualmente su único patrocinador-, en California, México y Málaga.
En cuanto a los chicos, el pronóstico es más negro. Sergio Layos ha rehusado estar con la selección de cara a estas opciones olímpicas y dedicarse a su programa habitual y a Daniel Peñalver ‘Naran’ no le han ido demasiado bien las cosas en la competición UCI, por lo que su continuidad presenta serias dudas. “No he hablado con ellos sobre este tema”, termina la rider vasca, dichosa con el futuro que se abre ante ella, “aunque son mis padres los que están verdaderamente ilusionados”.