Aunque no son los únicos, sí son los ejemplos más palpables de aquello que muchos negaron como un mantra durante años: que las disciplinas del ciclismo no sólo son complementarias, sino que alternarlas en el calendario competitivo del ciclista produce grandes beneficios. Mathieu van der Poel (Corendon-Circus) y Wout Van Aert (Jumbo-Visma) han hecho que muchos popes de la preparación deportiva se replanteen sus dogmas y miren hacie el ciclocross o el BTT como unos lugares donde permitir que los más insignes ruteros no sólo adquieran otras (mejores) habilidades de manejo de la bicicleta, sino que puedan descansar psicológicamente de la bici de ruta sin perder ritmo en las piernas.
El último en mostrar interés en apuntarse a esta moda es el primer líder del pasado Tour de Francia, Mike Teunissen, que siguiendo el ejemplo de su compañero Van Aert se plantea un retorno a los circuitos invernales este mismo año. Así, al menos, lo ha asegurado él mismo en declaraciones al rotativo neerlandés De Limburger.
“Todavía tengo que diseñar mi programa invernal, pero lo veo posible”, asegura el que fuera campeón del mundo Sub-23 en 2013 (Louisville, EEUU) –Van Aert fue bronce–, y plata en 2011 (St. Wendel, Alemania) así como campeón de Europa en 2012 (Ipswich, Reino Unido) –en una cita en la que Alaphilippe fue tercero– tras colgarse un año antes la plata en Lucca (Italia).
Su entrenador, Tim Heemskerk, considera que “el ciclocross es un terreno de entrenamiento ideal de cara a conseguir un punto de forma óptimo para las clásicas de primavera. Todavía tenemos que definir en qué momento vamos a hacerlo, pero me parece una gran idea”.