Ciclo21 -la web de referencia del ciclismo nacional con la que TrackPiste colabora habitualmente en el ámbito de la pista- publicaba ayer una completa y muy correcta información sobre el incidente acaecido en los pasados Campeonatos de España de Galapagar entre el entonces técnico de la Federación Murciana, Pablo Aitor Bernal, y el seleccionador nacional, Juan Martínez Oliver. Un hecho lamentable que preferimos no publicar en su momento en nuestra web por respeto a la situación del técnico almeriense y a la espera de que la Federación Española publicase algún comunicado oficial al respecto, algo que finalmente no se produjo.
Gracias a la información de Ciclo21 hemos sabido que en Ferraz 16 también se quiso respetar ese estado anímico de Oliver, algo perfectamente comprensible, aunque no debemos obviar que a algunos técnicos de pista les supo muy mal la ausencia de un comunicado que mostrase firmeza federativa ante una situación que se producía por primera vez con tamaña magnitud, pero que podría repetirse, puesto que no han sido infrecuentes en el pasado -y hay que evitar que lo sean en el futuro- los casos de tensiones entre ciclistas y seleccionadores a causa de decisiones deportivas.
Sin embargo, en lo que queremos incidir es que, según explica el presidente de la Federación, tampoco se informó “porque no salió en ningún sitio en ese momento”, lo cual nos da mucho que pensar en cuanto a la política comunicativa de esta entidad.
De todos es conocida la frase “Todo lo que no se ve, no sucede”, en una filosofía que es destacada también por la propia Federación Española en sus cursos de formación de técnicos, y con la que estoy totalmente de acuerdo en su sentido original, es decir, hay que procurar hacer visible todo lo que nos interesa y cada vez cuesta más que se vea, caso del ciclismo en pista. Sin embargo, discrepo absolutamente en la segunda interpretación que cada vez es más frecuente, desgraciadamente, sobre todo si se trata de aspectos negativos: “Si oculto una cosa, si no digo nada, será como si no hubiera sucedido”. Sobre todo, si otros, por ausencia, por omisión, por desinterés o simplemente por comprensión no lo hemos hecho.
“La gente se puede olvidar de lo que dijiste, pero siempre recordará lo que les hiciste sentir” es otra frase que impregna las comunicaciones hoy en día de muchas organizaciones… y que lleva a tergiversar la realidad: lo negativo, lo mediocre que no se puede ocultar, pasa a ser normal; a lo normal se lo califica como bueno o notable; y lo simplemente bueno se define como extraordinario… dejando sin calificativos cuando algo es realmente excepcional. Una ‘sentimentalización’ que puede ser comprensible en emisores carentes de esa función informativa, pero que resulta injustificable en aquellos cuya misión es propiciar información, así como en los distintos receptores profesionales, los medios de comunicación que se nutren de estos contenidos, que deberían ser bastantes más críticos a la hora de publicarlos sin más o buscar fuentes alternativas informativamente más fiables.