Hoy, 3 de agosto, queda exactamente un año para el comienzo de las pruebas de ciclismo en pista en los Juegos Olímpicos de Tokio. Ya hablamos hace unos meses –para conmemorar los 500 días de la cuenta atrás- de ese velódromo de Izu que acogerá las pruebas y ya hemos venido hablando del estado de la clasificación olímpica, aunque seguiremos con el tema a lo largo de la segunda y última temporada de clasificación –que comprende Campeonatos Continentales, Mundiales y Copas del Mundo-.
Por ello, hoy queremos recordar la historia del ciclismo en pista en las treinta y ocho ediciones anteriores celebradas, destacando la presencia de nuestro deporte en todas ellas, salvo en Estocolmo 1912, cuando no se disputó ninguna competición en velódromo.
Atenas 1896 acogió dos pruebas históricas del ciclismo en pista, la velocidad y el kilómetro -si bien realmente esta competición se disputó sobre una distancia bastante inferior-, junto con tres pruebas de fondo sobre 10 kilómetros, 100 y 12 horas.
El programa no debió gustar mucho ya que en París solamente se dejó la velocidad, junto con una nueva prueba de 25 kilómetros, aunque el cambio más drástico fue en la siguiente edición en San Luis, donde todas las pruebas fueron a la distancia, y en millas: ¼, 1/3, ½, 1, 2, 5 y 25.
Tras ese parón de Estocolmo ya referido, las ediciones de Amberes 1920 y París 1924 coincidieron en programa: velocidad, persecución por equipos, tándem y 50 kilómetros, para sustituir esta prueba de fondo por el kilómetro, ya sobre la distancia de 1.000 metros en Amsterdam 1928. Un programa que se mantendría sin modificaciones hasta Roma 1960, y siempre en exclusiva para hombres. Las ciclistas tardarían casi 30 años más en aparecer en los velódromos olímpicos.Siete pruebas también se afrontaron en Londres 1908, aunque todas ellas distintas a las de los Juegos anteriores. Aparte de la recuperación de la velocidad, se incluían por primera vez la persecución por equipos y el espectacular tándem, que estuvo presente en trece Juegos. El resto, pruebas a la distancia de 5, 20 y 100 kilómetros, aparte de otra de 660 yardas, la cuerda del velódromo londinense.
En Tokyo 1964 se incluyó en el programa una quinta prueba, la persecución individual, mientras que el tándem desaparecía del programa desde Munich 1972.
La quinta prueba masculina se recuperaba en Los Angeles 1984, al incluirse la puntuación, aunque la gran noticia del programa olímpico se producía cuatro años más tarde, cuando en Seúl 1988 veíamos por primera vez la presencia femenina, aunque todavía en una sola prueba, la velocidad individual.
Las siguientes dos ediciones supusieron el progresivo aumento del programa femenino, si bien lejos de las cinco pruebas masculinas: la segunda disciplina, la persecución individual, se incluía en Barcelona’92, y la tercera, la puntuación, en Atlanta’96.
Los Juegos del segundo milenio, en Sydney, supusieron un importante incremento del programa olímpico de nuestro deporte: keirin, velocidad por equipos y madison, en el caso de los hombres, y 500 metros en el de las mujeres. En total doce pruebas –aún lejos de la paridad- que se mantuvieron en Atenas 2004.
En Rio 2016 se disputaron estas mismas diez pruebas –aunque la persecución por equipos femenina aumentó a cuatro el número de integrantes- y en los ya inminentes Juegos de Tokio 2020 tendremos nuevamente la madison en el programa –la masculina, ya que la femenina nunca fue olímpica-, con lo que serán doce las pruebas que veremos en Izu entre el 3 y el 9 de agosto de 2020.Sin embargo, la inclusión del BMX afectaría de manera negativa al ciclismo en pista con la supresión de varias pruebas: En Pekín 2008, el kilómetro/500 metros, y en Londres 2012, la desaparición de la persecución individual, la puntuación y la madison. Por el contrario, se procedía a igualar el número de competiciones masculinas y femeninas: velocidad individual y por equipos –aunque la femenina con tres corredoras-, keirin, persecución por equipos y el ómnium, un producto de nueva creación para paliar la desaparición de las pruebas de fondo.