Sólo quedan unos días para que el grupo de corredores que defenderán los intereses del equipo Quick Step Floors en la temporada 2017 -por ahora, el último en el pelotón de la estructura de Patrick Lefevere, que sigue sin encontrar, al menos oficialmente, un patrocinador que dé continuidad al proyecto- que echará a andar dentro de muy pocas semanas se reúnan por primera vez en su ya típica concentración de pretemporada en el levante español, aunque en esta ocasión han cambiado Calpe por Denia para esa puesta de largo invernal.
Uno de los corredores que más atención va a centrar dentro del equipo belga en la primera parte de la temporada es Tom Boonen, que pondrá punto y final a su carrera el día 9 de abril en el velódromo de Roubaix y sueña, además, con hacerlo desde lo más alto del podio sujetando el que sería su quinto adoquín, lo que le convertiría en el rey indiscutible e histórico de las clásicas empedradas.
Por el momento el camino que debe de llevar a Boonen hasta ese doble fin de semana tan especial que une la Vuelta a Flandes y el Infierno del Norte es todavía desconocido, aunque en una reciente aparición televisiva acompañado de su director deportivo, Wilfired Peeters, reconocía que “me gustaría correr una última vez la Tirreno-Adriático”.
Este año 2016 estuvo muy cerca de conseguir ese ansiado quinto adoquín en la pista de Roubaix tras una primavera de ensueño en lo que a caídas y contratiempos se refiere, algo de lo que no podía presumir desde hacía mucho, quizás demasiado, tiempo y verse de nuevo peleando por el triunfo en el tercer Monumento del año le sigue llenando de moral y optimismo de cara a este último intento que comenzará a preparar a partir del lunes en Denia.
Boonen ya tiene claro que antes de afrontar sus Vuelta a Flandes y París-Roubaix estará en Catar y Omán así como el Circuito Het Nieuwsblad y la Kuurne-Bruselas-Kuurne. El resto del calendario está todavía por definir, aunque ya ha dejado caer que su debut podría darse en la Vuelta a la provincia de San Juan. “Argentina es una posibilidad real para empezar la temporada, pero todavía no lo tengo decidido al cien por cien. Mi calendario lo vamos a definir al completo durante la concentración”, explica.
El corredor belga, que se proclamó campeón del mundo en Madrid en el año 2005, reconoce que durante estos últimos cuatro meses (a contar desde hoy) de su carrera deportiva “me gustaría volver a correr en Italia. Durante todos mis años como profesional no he corrido demasiado allí” argumenta sobre un país en el que ha pedaleado apenas 55 de los más de mil días de competición que ha acumulado en sus 16 temporadas como profesional. “Al principio no lo hacía porque teníamos a Bettini en el equipo y él quería ser el jefe de filas en esas carreras”.
Boonen también desveló en esta tertulia televisiva que este año apenas descansó tras la celebración del mundial en Catar ya que deseaba retomar los entrenamientos lo más rápido posible. “Es verdad”, asegura, “que este año he descansado algo menos que otras temporadas, pero es algo que me está sentando bien. Por ahora, todo va tal y como lo habíamos planeado y eso va a permitir que durante la Navidad pueda disfrutar bien de la comida sin que eso influya negativamente en mi preparación” y añade que a estas alturas de su vida y de su carrera deportiva “considero que encontrar algunos momentos de relax con la familia es algo tremendamente importante. Este año estoy teniendo un invierno sin grandes preocupaciones ni preocupaciones, mientras que el año pasado a estas alturas estaba en la cama con una fractura craneal”.
Boonen se muestra muy ambicioso de cara a sus últimos meses como corredor profesional y “mientras que todo el mundo está centrando y hablando exclusivamente de Roubaix, yo estoy centrado en poder hacer una gran primavera e intentar ganar en cada carrera en la que tome la salida. El año pasado no fue hasta la propia París-Roubaix cuando alcancé mi mejor momento de forma. Sinceramente: tras el fin de semana inaugural de las clásicas veía de todos los colores salvo rosa”. Esa situación le llevó a un estado de ansiedad y miedo que llegaron a bloquarle en cierta medida. “No me atrevía a exprimirme. En la Vuelta a Flandes completé la tercera ascensión al Viejo Kwaremont siendo el último del grupo. Es algo que no me había pasado nunca. En la bajada del Nuevo Kwaremont tenía miedo de verdad. Durante ese periodo fui a ver, por primera vez en mi carrera, a un psicólogo deportivo”.