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Rubén Fernández ha salvado el penúltimo escollo que le quedaba en el Tour del Porvenir, manteniéndose al frente de la general y con la misma ventaja que ayer sobre el segundo, 1-03. Y como en Morzine, el triunfo ha sido para el británico Simon Yates.
La sexta etapa de la ronda gala transcurría entre Morzine y Châtel, sobre 125 kilómetros y ha estado marcada por una fuga del francés Alexis Gougeard, el danés Kristian Haugaard Jensen y el suizo Gabriel Chavanne, aunque en la parte final los tres terminarían cediendo. Hasta ese momento, la selección había realizado un gran trabajo de control. “La situación no era fácil porque la gente estaba por la labor de reventar la carrera y tuvimos que trabajar muchísimo, pero los chavales respondieron”, comentaba el seleccionador, Pascual Momparler.
En la subida al Corbier –primera, a 25 de meta-, el ataque del colombiano Heiner Parra provocó la selección en el pelotón, quedándose Fernández sin compañeros. “Pedrero tuvo un mal día y le echamos en falta su gran trabajo en esa parte final ya que en días anteriores había sido el escudero de Rubén. Pero mantuvimos la cabeza fría, fijándonos bien en quién podía ser peligroso para la general y a quién podíamos dejar hacer”.
De esta manera, el protagonismo en cabeza pasaba en la subida final –un repecho con porcentaje máximo del 13%- a un grupo con Yates, Matej Mohoric (Eslovenia), Clément Chevrier (Francia) y Bakhtiyar Kozhatayev (Kazajstán), que entraban en este orden con pequeñas diferencias entre ellos, pero sin que ninguno de ellos fuera una verdadera amenaza para el liderato del murciano, que se soldó a la rueda de Adam Yates, que sí era rival, entrando ambos a 55 segundos del ganador, y manteniéndole a 1-03 en la general, aunque otro enemigo como Patrick Konrad le recortaba algunos segundos en meta y ahora es tercero a 1-10. Otros cinco ciclistas más – Kozhatayev, Oskar Svendsen, Merhawi Kudus, Parra y Gavin Mannion- se encuentran a menos de dos minutos en la general.
Mañana puede cumplirse el sueño de Rubén y de toda la selección si se supera esta última etapa, entre Chätel y el Plateau des Glieres, una subida de 14 kilómetros tras 135 de etapa y precedida de las ascensiones a La Vernaz (tercera, km. 23) y La Salève (primera, km. 88). “Sabemos que mañana será un zafarrancho y que tendremos que trabajar desde el principio. Los chavales están muy mentalizados, saben que están haciendo historia y que tendrán que dar el callo. Además, aunque hay gente que lo intentará, también hay otros que serán más conformistas con lo que han ganado hasta ahora”, terminaba el seleccionador.
Fuente: RFEC
