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Romain Bardet completó su mejor Tour hace doce meses / © ASO
Si dejamos de lado aquellos ocho segundos eternos que separaron a Greg LeMond y a Laurent Fignon en 1987 [clave de bóveda del imperdible Éramos jóvenes e inconscientes, N.d.A.], nunca el ciclismo francés estuvo más cerca de recuperar el trono perdido desde 1985 como cuando Romain Bardet (Brioude, 9 de noviembre de 1990) se quedó a 4:05 de Chris Froome hace ahora dos año.
El corredor francés llega ahora a su teórica época de esplendor. Cumplirá 28 años el próximo mes de noviembre y eso, según los cánones clásicos, le coloca en esa edad en la que su rendimiento alcanzará su punto álgido. La realidad, en cualquier caso, nos indica que Bardet todavía tiene márgen de mejora y que esos dos podios consecutivos que ha acumulado en la Grande Boucle pueden convertirse en algo más a poco que la suerte le sonría.
La aproximación del francés a la gran carrera de julio ha sido, en términos comparativos, mucho más tranquila que la de los dos años anteriores. En 2016, cuando consiguió el que por el momento es su mejor resultado en el Tour, se presentó en el Grand Départ con 43 días de competición en las piernas. Hace ahora doce meses, Bardet llegaba a Düssledorf con 33 días de competición y ahora lo hace con otra pequeña rebaja hasta alcanzar los 29 días de dorsal.
Además, como es habitual en él, su favoritismo llega más avalado por sus prestaciones anteriores en la Grande Boucle que por los triunfos obtenido de camino a la salida. De hecho, en lo que llevamos de 2018 Bardet sólo ha levantado los brazos aquella fría tarde de febrero en la Clásica de l’Ardèche.
Su campaña de clásicas fue, eso sí, excelente. Segundo en la Strade Bianche y tercero en La Doyenne, las expectativas han vuelto a dispararse alrededor de este ya no tan joven corredor con cara de niño al que el recorrido de este Tour le viene muy bien. La crono por equipos y, sobre todo, los 31 kilómetros de pelea individual camino de Ezpeleta serán, no cabe duda, su gran debilidad. La gran esperanza, claro está, radica en su tercer puesto del Dauphiné. Superado por Geraint Thomas (Sky) y Adam Yates (Mitchelton-Scott), su muy regular rendimiento en las etapas más complicadas de la prueba francesa demuestran que, a poco que haya ido afinando un poco más sus piernas en estos últimos días, volverá a ser un serio aspirante a todo en París.
La crono individual de este Tour de Francia está, como lo estuvo el pasado año, muy al final. El penúltimo día. Eso, sobre el papel, es algo que iguala mucho las cosas entre los grandes especialistas y los escaladores, aunque también puede ser, como lo fue para él, una trampa mortal en la que cerca estuvo, incluso, de perder el podio a favor de un tal Mikel Landa que, enrabietado, parecía volar sobre su cabra como William Wallace gritando libertad. O free Landa, que es lo mismo.
Bardet tiene en este Tour montaña. Mucha. Y tiene un año más de experiencia. Y tiene, sobre todo, la confianza de haber subido dos veces al podio. La tranquilidad de no tener que demostrar, por enésima vez, ser merecedor de la condición de favorito. Incluso, tras cuatro top10 consecutivos, ha encontrado la manera de convertir en positivo la enorme presión que todo un país, Francia, deposita sobre los hombros de todo aquel que ha estado cerca de tomar el relevo que Bernard Hinault busca entregar desde el ya lejano 1985. 33 años. Toda una vida. Bardet, que nunca vio correr al Caimán, podría, por fin, conseguirlo.
Bardet, en el Tour de 2017 / © ASO
Romain Bardet (Ag2r-La Mondiale), 32 años
Días de competición: 29
Victorias: Clásica de l’Ardèche (1.1)
Otros resultados: 2º Strade Bianche (1.WT), 2º Tour de Finistère (1.1), 3º Lieja-Bastoña-Lieja, 3º General Final Critérium du Dauphiné (2.WT)
Clasificación UCI World Tour: 11º
Puesto Tour Francia 2017: 3º
Mejor resultado Tour de Francia: 2º (2016)
Días de amarillo en el Tour de Francia: 0
Etapas Tour de Francia: 3
Mejor resultado Vuelta a España: 17º (2017)
Mejor resultado Giro de Italia: DNS
