El hombre ya sabía lo que era medirse a una carrera de tres semanas. Lo había hecho en cuatro ocasiones con un resultado realmente pobre. Dos abandonos y un 33º puesto como mejor resultado. Pero entonces, casi como de la nada, llegó la Vuelta a España de 2015. Allí, sin equipo, enamoró al mundillo ciclista. Aquel gigantón de 1,85 y casi 70 kilos de peso se medía, día sí y día también, con los ligeros escaladores a los que tan bien se les da la Vuelta a España. Se vistió de rojo en Burgos, aprovechando sus dotes de contrarrelojista y sólo una etapa histórica como la de la Sierra de Guadarrama, con un Aru monumental, pudo con él. Acabó sexto, pero una cosa quedó clara: aquel chico estaba llamado a hacer cosas grandes en las vueltas.
Como tantos otros que despuntan en la ronda española, se dejó llevar por los cantos de sirena del Tour. Ni el Giro ni la ronda gala le sonrieron. Dos abandonos y un 2016 para olvidar. Pero en 2017 todo cambió. Ganó, gigante en rosa, el Giro y comenzaron las comparaciones. ¿Un tipo grande? ¿Buen contrarrelojista? ¿Hace algo más que defenderse en la montaña? Los más viejos del lugar lo tuvieron claro: un nuevo Induráin.
A Tom Dumoulin (Sunweb) su equipo le prometió refuerzos y una escuadra a su altura. Él creyó la promesa y, cierto es, llegaron algunos hombres de indudable experiencia en esto de las tres semanas, como Wilco Kelderman, el gran escudero ausente este sábado en el Grand Départ. Sin embargo, la Mariposa de Maastricht volverá a formar en la salida de una gran vuelta como el favorito con menos potencial grupal. Movistar, Bahrain-Merida y, por supuesto, Sky, superan en capacidad bruta a un Sunweb que, visto hombre por hombre, está a años luz de su jefe de filas.
Dumoulin, como Froome, ha optado este año por hacer el doblete Giro-Tour aprovechando la semana extra de descanso que ha propiciado la disputa del Mundial de Rusia. La última vez que lo intentó, hace dos años, las cosas salieron muy mal, pero en este 2018 todo es muy distinto. Para empezar, ya lo hemos dicho, porque ha habido más tiempo de recuperación; pero, sobre todo, porque Dumoulin ha dejado de ser un prometedor talento neerlandés para ser uno de los grandes vueltómanos del momento.
En el Giro, ese que ya no tiene asterisco alguno, Froome le ganó la mano en aquella tremenda 19ª etapa que, de alguna manera, pudo recordar a la de Cercedilla en la Vuelta de 2015. Sobre el papel, el británico, funciona algo mejor en la montaña y las diferencias en la contrarreloj son tan mínimas entre ambos que la balanza, al menos a priori, tiende a inclinarse muy ligeramente a favor del corredor nacido en Nairobi. Además, ya lo hemos dicho, Dumoulin sabe que tendrá que confiar en que los bloques de Nibali y, sobre todo, Quintana y Landa entren en el cuerpo a cuerpo con los Sky para tener alguna opción una vez que, y esto sucederá cada vez que la carretera se incline más de la cuenta, se quede sin compañeros.
No es, desde luego, buena noticia para el neerlandés que la contrarreloj larga de este Tour esté situada el penúltimo día. Allí, tan metidos en la tercera semana de la Grande Boucle, las diferencias entre especialistas y no especialistas se diluyen y las fuerzas juagrán un papel fundamental. Unas fuerzas que, en principio, él, más solitario, habrá tenido que gastar más. Sería, qué duda cabe, una gran noticia para él que el duelo final en Ezpeleta lo tuviera que librar, como hace un año en el Giro, con Nairo Quintana y no con Chris Froome habida cuenta de la clara superioridad de Dumoulin respecto a Naironman en el esfuerzo solitario contra el crono.
Dumoulin tendrá a su favor un primer asalto: el de Roubaix. Le tocará, si quiere aprovecharlo, asumir riesgos que otros no asumirán, eso es cierto; pero haría bien el neerlandés en recordar el buen resultado que esa táctica le dio a Nibali hace algunos años y, sobre todo, la sangría que puede caerle en los Alpes y los Pirineos. Todo lo que gane en la primera semana será un colchón que podrá gestionar, más tarde, pensando en esa crono final.
Y todo, en la carrera de tres semanas que menos le quiere. Cuatro veces la corrió. Dos abandonó. A su favor, las dos últimas grandes vueltas disputadas, siempre en el podio. Un primero y un segundo. Siempre en Italia. Es hora de tratar de cambiar el rosa por el amarillo.
Tom Dumoulin (Sunweb), 27 años
Días de competición: 36
Victorias: 1ª etapa Giro de Italia (2.WT)
Otros resultados: 2º General Final Giro de Italia (2.WT)
Clasificación UCI World Tour: 18º
Puesto Tour Francia 2017: DNS
Mejor resultado Tour de Francia: 33º (2014)
Días de amarillo en el Tour de Francia: 0
Etapas Tour de Francia: 2
Mejor resultado Vuelta a España: 6º (2015)
Mejor resultado Giro de Italia: 1º (2017)