10: Rigoberto Urán / 9: Thibaut Pinot / 8: Mikel Landa / 7: Enric Mas / 6: Romain Bardet / 5: Nairo Quintana / 4: Adam Yates / 3: Egan Bernal / 2: Jakob Fuglsang /
Cuando el sábado Bruselas deje de celebrar al celebérrimo Eddy Merckx, mejor ciclista de la historia, palmarés inabarcable, representante de otra época, Caníbal inmisericorde y tantísimas otras cosas para centrar su atención, como en los siguientes 21 días, en lo que ocurra sobre la carretera, lo harán expectantes de lo que Geraint Thomas (Cardiff, 25 de mayo de 1986), amarillo impoluto hace un año en los Campos Elíseos parisinos, pueda hacer en un Tour en el que defiende el número uno, pero que no es su Tour. Nunca estuvo llamado a serlo y sólo una carambola cruel del destino le ha situado, de nuevo, al frente de las huestes insaciables de Ineos.
Cuando las ilusiones y los desvelos de Chris Froome se estrellaron, junto a su piel y huesos, contra el asfalto, Sir Dave Brailsford, el gran hacedor del ciclismo británico, acababa de confirmar lo que no necesitaba confirmación: que sería el de Nairobi el único jefe de filas de un Ineos que lo daría todo por ayudarle a sumar su quinto Tour y, de esa manera, entrar en un olimpo en el que, junto al belga que inició su leyenda hace 50 años, sólo están Jacques Anquetil, Bernard Hinault y Miguel Induráin. Y eso, esa apuesta a todo o nada en la que el ganador hace doce meses volvía a aparecer como un gregario, de lujo, pero gregario al fin y al cabo, puede ahora ser el problema de mayor gestión dentro del conjunto dominador de la Grande Boucle en la última década. Más incluso que la bicefalia con el motivadísimo Bernal.
Thomas, que estiró el culebrón de su renovación más de lo que a principios de año podían esperar las dos partes sentadas en la mesa, sopesó durante largo tiempo qué podía intersarle más. Por un lado, buscar el liderazgo claro y absoluto en un equipo volcado en él o, por otro, seguir en la comodidad del –entonces– Sky y saber que, incluso con un Tour en su zurrón, sólo circunstancias extrañas volverían algún día a colocarle como el hombre a cuidar en la Grande Boucle.
Thomas optó por lo segundo y desde hace ya meses su mente se preparó para el reto de julio sabiendo que su rol sería el de ayudar a Froome, que no experimentaría con dobletes extraños, a conseguir el quinto. Pero, de repente, las cosas cambiaron y de la noche a la mañana, mientras su –dicen ellos en público– amigo pasaba de la cabra de contrarreloj a la cama del hospital, él se veía con todo el peso del nuevo Ineos sobre unos hombros que nunca pensaron que deberían soportar esa carga.
Si la caída sufrida en Suiza fue fruto de esa carga mental extra o producto de la pura mala suerte es algo que comprobaremos muy rápidamente en el Tour. Un hombre llamado a luchar por el triunfo jamás podrá hacerlo si no arranca la prueba en plenas condiciones físicas y mentales. Mens sana in corpore sano, que decían los clásicos. Confianza no puede tener mucha teniendo en cuenta que, con 26 días de competición en las piernas repartidos en cinco vueltas por etapas, la cosa se ha saldado con dos abandonos (Tirreno-Adriático y Suiza), dos apariciones en las que se limitó a cubrir el –pobrísimo– expediente (Comunitat Valenciana e Itzulia) y un tercer puesto (Romandía) que, contextualizado entre todo lo anterior, apenas puede ser tenido en cuenta. Y la Strade Bianche, donde fue 12º, anónimo, y en la que conclusión alguna se puede sacar de cara al Tour.
Todo ello hace que, como ya sucediera el pasado año, su nombre no sea el más repetido en las conversaciones y apuestas previas, pero, al contrario de lo que aconteció hace doce meses, esta vez Thomas llega al Grand Départ como ganador en ejercicio y eso, guste o no, siempre debe darle el derecho a cerrar cualquier repaso a los grandes favoritos a vestir el amarillo en los Campos Elíseos.
Por el contrario, Thomas ha ganado un Tour, eso es cierto, pero su hoja de servicios en grandes vueltas no avala su favoritismo. Tampoco lo hace la de Bernal, pero el colombiano tiene once años menos y la ambición a flor de piel. Ni un solo top10 había sumado Thomas en sus 15 apariciones en las tres semanas (tres Giros, ocho Tours y una Vuelta) antes de su victoria de 2018.
Con todo ello, lo que pueda hacer el ¿jefe de filas? de Ineos en este Tour es, en el mejor de los casos, una enorme incógnita que, como ya se ha dicho, comenzará a despejarse bien pronto porque, la Planche des Belles Filles espera en el primer asalto y si allí evidencia ya algún signo de desconexión, será el momento de comenzar a mirar con más detenimiento a un Bernal que, por carácter y resultados, sería una opción más lógica de no ser por su inexperiencia.
Geraint Thomas (Ineos), 33 años
Días de competición: 26
Victorias: –
Otros resultados: 3º General final Tour Romandía (2.WT)
Clasificación Mundial UCI: 17º
Puesto Tour Francia 2018: 1º
Mejor resultado Tour de Francia: 1º (2018)
Días de amarillo en el Tour de Francia: 15
Etapas Tour de Francia: 3
Mejor resultado Vuelta a España: 69º (2015)
Mejor resultado Giro de Italia: 80º (2012)