Los 10 favoritos del Tour 2019 (5): Nairo Quintana

En 2018 Quintana se llevó un triunfo de etapa en el Tour como máximo premio / © ASO

10: Rigoberto Urán / 9: Thibaut Pinot / 8: Mikel Landa / 7: Enric Mas / 6: Romain Bardet /

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Con Tony Stark, el alter ego de Ironman, sucede lo mismo que con la inmensa mayoría de imperfectos humanos que se esconden tras –dentro en este caso– de los llamativos trajes de superhéroes: sus triunfos en la lucha por hacer que el bien prevalezca eclipsan sus miserias y defectos ante los ojos del gran público. Stark, un megalómano egocéntrico, no es ninguna excepción y tanto en las viñetas de Marvel como en el deporte real, pensarse uno que su ombligo es el que hace girar todas las fuerzas del universo no resulta, jamás, buena idea.

A Nairo Quintana (Boyacá, 4 de febrero de 1990), si atendemos a sus palabras y actitudes de los últimos años, le está sucediendo algo muy similar. Hace tiempo que el Nairo humano, centrado en reivindicarse como el único líder de un Movistar que, con Carapaz como último ejemplo de ello, tiene un bloque en el que la individualidad sólo se entiende para estar al servicio del colectivo; ha eclipsado por completo al Naironman que enamoró en sus dos primeras comparecencias en el Tour, aquellas que saldó con sendos segundos puestos, despertaron el maldito Sueño Amarillo que se tornó en pesadilla y le catapultaron, en la muy pasional y no siempre objetiva Colombia, al rango de héroe nacional.

Por el camino, Quintana se ha llevado un Giro y una Vuelta, y, lo que muchas veces se nos escapa, ha terminado en el top10 en nueve de las once grandes vueltas que ha terminado –números a los que hay que sumar aquel doloroso abandono en la Vuelta de 2014–, unos guarismos que justifican sin duda alguna su favoritismo en cualquier carrera de tres semanas en las que toma la salda.

El problema con Quintana, a sus 29 años, es que sus prestaciones han ido decayendo en una progresión inversamente proporcional a sus declaraciones y reivindicaciones. Algo se rompió en su relación con Eusebio Unzue tras aquel doblete imposible de 2017 cuando, tras terminar segundo en el Giro, no sólo acabó fuera del podio por primera vez en el Tour, sino que se cayó del top10 quedándose en un muy decepcionante 12º puesto.

Desde entonces, un hombre que hasta aquel Giro contaba nueve grandes vueltas disputadas con seis podios se desdibujó por completo. La llegada de Mikel Landa, el declive de Alejandro Valverde que nunca llega, la marcha de su hermano Dayer, el advenimiento de Carapaz, los constantes rumores sobre la llegada de Enric Mas al equipo… factores internos todos que sumados a sus malos resultados de 2018 y la impresión, cada vez más palpable, de que su condición de máximo aspirante a ser el primer colombiano en ganar un Tour de Francia se aleja a toda velocidad, han afectado tanto a sus piernas como, al menos en apariencia, a su cabeza.

El Cóndor hizo este invierno examen de conciencia. Al menos, eso se podía deducir de sus palabras durante la pretemporada, cuando prometió que este año habría sorpresas, sin que nadie supiera nunca a qué se refería exactamente, pero algo que muchos entendieron como su intención de volver a ser el ciclista alegre, ofensivo y valiente que enamoró en sus primeros años.

Es evidente que las temporadas no pasan en balde y que con 29 años es complicado poder hacer lo mismos que con 24, pero a Quintana se le ha sumado, en esta campaña, un problema no menor a su lista: la gran imagen que Movistar dio, comandado por Carapaz y Landa, en el pasado Giro de Italia.

Mucho se ha criticado –también el arriba firmante– la forma de correr con la que el equipo telefónico ha afrontado la ronda francesa en los últimos años. Muchas veces ha parecido que Movistar se conformaba con las migajas que Sky –ahora Ineos– iba dejando por el camino. Que corría más a no perder que a ganar. A asegurar un puesto del podio y no a tocar la gloria de los Campos Elíseos. Que corría, en definitivo, rendido a la superioridad de Froome –o Thomas– y los suyos en lugar de darlo todo y más por Quintana.

Sin embargo, el equipo entero se parecía transformar cuando era Alejandro Valverde el que lideraba el asunto. Es cierto, y eso hay que tenerlo siempre muy presente, que la exigencia de un Tour de Francia no existe en ninguna otra carrera del calendario, pero ahora, visto lo visto en el Giro, es lógico y lícito plantearse si ese conservadurismo exasperante se lo inoculó Quintana al resto del equipo y no al revés.

Quintana tiene ya pie y medio fuera de Movistar y eso puede jugar un papel fundamental en las decisiones que deban tomar sus responsables durante las próximas tres semanas. Es cierto que Landa, el hombre que llegó al conjunto telefónico para descargar de presión excesiva al colombiano, también parece tener la puerta de salida abierta de par en par, pero esa circunstancia hace que todo, desde el rendimiento de cada uno hasta las decisiones que lleguen desde los despachos, sean del todo impredecibles.

A todo lo dicho anteriormente se suma la campaña 2019 de Quintana, que no avala, en cualquier caso, un favoritismo claro como lo tuvo en el pasado.  Un solo triunfo, aquella etapa loca en la Vuelta a Colombia del mes de febrero y el segundo puesto en la general final de la París-Niza del mes de marzo son los momentos más destacados de un hombre que pasó por el Critérium du Dauphiné, último gran test antes de la Grande Boucle, mucho más anónimo de lo que un corredor con necesidad de reivindicarse necesita.

Decíamos en la segunda entrega de este repaso a los diez máximos favoritos del Tour, la dedicada a Thibaut Pinot, que este Tour era un ahora o nunca para el francés –extensible a su compatriota Bardet–, pero lo cierto es que lo mismo sucede con Quintana. El Cóndor puede estar ante su última ronda gala con Movistar y si las cosas no le salen excepcionalmente bien, le puede resultar muy complicado encontrar otra escuadra con el mismo potencial y garantías que le permita seguir soñando en amarillo en los años venideros.

Dicho de manera tan cruda como real: Quintana es, a día de hoy, un corredor cuyas acciones cotizan muy a la baja y al que sólo un gran Tour de Francia puede volver a convertir en una pieza clave del mercado de valores vueltómanos.

Nairo Quintana (Movistar), 29 años

Quintana necesita un buen Tour / © Getty

Días de competición: 37

Victorias: 6ª etapa Vuelta Colombia 2.1

Otros resultados: 8º general final Vuelta a San Juan (2.1), 5º general final Vuelta Colombia 2.1 (2.1), 2º general final París-Niza (2.WT), 4º general final Volta Catalunya (2.WT), 9º general final Critérium du Dauphiné (2.WT)

Clasificación Mundial UCI: 37º

Puesto Tour Francia 2018: 10º

Mejor resultado Tour de Francia: 2º (2013 y 2015)

Días de amarillo en el Tour de Francia: 0

Etapas Tour de Francia: 2

Mejor resultado Vuelta a España: 1º (2016)

Mejor resultado Giro de Italia: 1º (2014)

Un comentario

  1. Siendo muy objetivo y nada pasional como tu dices, totalmente de acuerdo contigo, ahora si hago una publicación en esos terminos en el portal tengo que solicitar escoltas de por vida.

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