10: Rigoberto Urán / 9: Thibaut Pinot /
Tiene Mikel Landa (Murguía, 13 de diciembre de 1989) cierta etiqueta de hombre-Giro y lo cierto es que sus mejores actuaciones en lo que a pruebas de tres semanas se refiere han llegado en la ronda transalpina, pero no es menos cierto que un cuarto –gérmen del #FreeLanda– y un séptimo puesto en el Tour de Francia en tres participaciones (fue 35º en 2016) le hacen merecedor, al menos, de un hueco entre los diez hombres llamados a ser protagonistas en la Grande Boucle que comenzará la próxima semana en Bruselas.
Todos los rumores apuntan a que tanto el alavés como su compañero-rival Nairo Quintana tienen más de pie y medio fuera de Movistar para la próxima temporada, por lo que será tremendamente interesante ver como Eusebio Unzue y el resto de los responsables del equipo telefónico tratan de contener la guerra civil que puede surgir, a poco que les vayan bien las cosas a ambos, de la siempre tensa relación de sus dos líderes. Landa llega con el cansancio lógico que acumulan sus piernas tras el Giro de Italia y, al menos sobre el papel, con los galones de segundo jefe de filas, por detrás de un Quintana que ya durante la disputa de la ronda transalpina no perdió la oportunidad de señalarse a sí mismo como único líder posible.
En cualquier caso, el irregular Mikel Landa no puede ser descartado como uno de los hombres a vigilar en la Grande Boucle. Su habilidad para convertirse siempre en una suerte de verso suelto tanto en la carrera –cosa que encanta al aficionado– como en el equipo –cosa que pone de los nervios a sus jefes– le ha colocado con frecuencia en situaciones que, si bien no siempre le han permitido disputar el triunfo final, le han valido para ser uno de los elementos más desequilibrantes de las vueltas en las que participa.
Con 38 días de competición y ya una grande en las piernas, Landa podría llegar algo cascado al arranque de un Tour que no dará descanso y en el que ya en la primera semana esperan los Vosgos para castigar a aquellos que lleguen algo cortos de forma y que reserva los Alpes para la semana final como trampa para aquellos que lleguen algo pasados a ese insondable abismo que son los últimos días de una gran vuelta.
Indédito tras la finalización de la Corsa Rosa, es un misterio cómo llegará realmente Mikel Landa a Bruselas. Mientras que la inmensa mayoría de hombres que conforman el top10 de favoritos se han dejado ver en el Dauphiné, Suiza u Occitania, el calendario del alavés le ha obligado a preparar la cita francesa en la soledad del entrenamiento, por lo que resulta excesivamente aventurada predecir qué sucederá con él en una primera semana crucial tanto a nivel interno como en el devenir la propia carrera.
Y es que, efectivamente, la etapa de Colmar, las complicadas jornadas del fin de semana y, sobre todo, la llegada a la Planche des Belles Filles podrían decidir muchas más cosas de las que reflejen las, en teoría, escasas diferencias con las que se cierre la general tras las primeras nueve etapas. Para empezar, en Movistar deberán necesariamente aprovechar el primer día de descanso para hacer balance de lo visto y, con todas las reservas que implica la proximidad de la CRI de Pau, tratar de discernir dónde está poniendo la carretera a cada cual.
En el caso de Landa, que nos tiene acostumbrados a pérdidas de tiempo casi insuperables en ese periodo, la primera semana de este Tour de Francia va a resultar fundamental para sus aspiraciones finales. Cualquier síntoma de flaqueza en esos primeros días será aprovechada para tratar de convencerle de que debe ser Quintana el único hombre por el que se desvele el equipo, pero a favor del vasco –salvo materialización de esa sorpresa de la que hablaba el Colombiano a principios de temporada– jugará el conservadurismo exasperante del Cóndor y su habitual contagio al resto del equipo.
Y ahí radica, precisamente, el gran as en la manga que puede tener el alavés. Durante el pasado Giro de Italia, con Landa y Carapaz marchando a pecho descubierto en el frente de batalla y comandadas las tropas por Max Sciandri, Movistar dio la mejor y más atractiva imagen del conjunto telefónico en años. Sus apuestas y tácticas resultaron, a la vez, valientes, imaginativas y vistosas, ofreciendo un espectáculo que finalmente fue merecedor, con el ecuatoriano, del mayor de los premios posibles, algo que deberían ahora tener muy presentes sus responsables.
Por ello, a poco que Landa pueda contagiar a Movistar de ese mismo espíritu en un Tour que ofrece terreno más que suficiente para jugar al ciclismo más táctico –en el sentido positivo del término– y que sus piernas acompañen el baile con esos movimientos tan característicos suyos, aparente mezcla de inconsciencia y locura, las propias características de esta Grande Boucle, una de las más abiertas de los últimos años, pueden convertirle, claro que sí, en la gran sorpresa de la edición.
Mikel Landa (Movistar), 29 años
Días de competición: 38
Victorias: 2ª etapa Semana Coppi e bartali (2.1).
Otros resultados: 4º general final Semana Coppi e Bartali (2.1), 7º general final Itzulia (2.WT), 7º Lieja-Bastoña-Lieja (2.WT), 4º general final Giro de Italia (2.WT)
Clasificación Mundial UCI: 49º
Puesto Tour Francia 2018: 7º
Mejor resultado Tour de Francia: 4º (2017)
Días de amarillo en el Tour de Francia: 0
Etapas Tour de Francia: 0
Mejor resultado Vuelta a España: 25º (2015)
Mejor resultado Giro de Italia: 3º (2015)