Koppenbergcross: Van der Poel no da tregua

Van der Poel, agotado, tras cruzar la meta / © Belga

GP Mario De Clercq: Van der Haar es la alternativa

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Aunque los cambios introducidos por los organizadores en el circuito han convertido el Koppenbergcross en una carrera mucho más técnica de lo que ha venido siendo, perjudicando de alguna manera a corredores más potentes que mañosos, la ausencia de lluvia y el buen tiempo suavizaron muchísimo esa circunstancia. Viendo lo duro y compacto que estaba el suelo el rictus de Wout Van Aert (Crelan-Charles) se relajó un poco y la cara de Mathieu Van der Poel (Beobank-Corendon)… esa, en realidad, siguió igual, porque el holandés está en un momento tan dulce de su carrera que parece que nada ni nadie puede hacer que un circuito de ciclocross pueda ser considerado como contrario a sus capacidades.

Se dio la salida y a Van der Poel se le salía, en pleno sprint hacia la primera ascensión al Koppenberg, el pie izquierdo del pedal. Ese contratiempo lo aprovechaba su compatriota Lars van der Haar (Telenet-Fidea Lions) para situarse en cabeza. El pequeño holandés coronó el primero y nada más meterse en el prado apostó por cambiar de bicicleta, demostrando que muy probablemente haya apostado por usar una montura con unas presiones específicas en las ruedas para ese comienzo tan especial.

El paso de Van der Haar por boxes lo aprovechó Van der Poel para poner tierra de por medio. Tras él, todos se quedaban a rueda de Van Aert, ganador aquí los tres últimos años. Parecía que íbamos a asistir a otro de esos bellísimos y aburridísimos monólogos a los que nos ha acostumbrado Van der Poel este año, pero ya en el tercer giro Laurens Sweeck (Era-Circus) y Toon Aerts (Telenet-Fidea Lions) decidieron reaccionar.

Fue el primero el que demostró que era posible cerrar el hueco con el holandés, pero fue el segundo el que se mostró más beligerante y decidido. El campeón de Europa, que el domingo tiene que defender su maillot en Tábor, sin complejos, se colocó delante del holandés y aceleró para dejar atrás, una vez más, a todos los rivales.

Fue entonces, leyendo ahí una circunstancia potencialmente peligrosa, cuando Van Aert reaccionó. Rebasó a Sweeck y, pedalada a pedalada, peleó por cerrar el hueco con el dúo de cabeza, algo que acabó consiguiendo en el momento mismo de transitar por tercera vez por la línea de meta, situada en la cima misma del Kopenberg.

Poco después se uniría al trío, una vez más, Lars van der Haar, conformando el cuarteto que, comandado casi siempre por el maillot blanco y azul de Aerts, rodaría en cabeza durante las vueltas menos vistosas, en cuanto a espectáculo, de esta carrera. Los cuatro, claro, sabían que en el Koppenbergcross lo más importante, más incluso que apostar por abrir un bonito hueco en el ecuador de la carrera, es llegar al final con fuerzas suficientes en el depósito para poder afrontar en condiciones un hipotético duelo final sobre los empinados adoquines al 22% del Bulto de Melden.

Pero en el ciclocross, las treguas duran muy poco y justo antes de que el numeroso grupo encabezado por Sweeck enlazase con la cabeza de carrera, Van der Haar decidió irse en solitario. Van der Poel no reaccionó y Aerts, aunque lo intentó, no pudo imprimir la velocidad suficiente a los pedales antes de que el de Telenet-Fidea Lions, el único del cuarteto que rodaba con el maillot original de su equipo, abriera esos casi 10 segundos que forzaron a Van Aert a tomar el mando en la persecución.

El líder de la challenge de la aseguradora insistía en su intento y, por detrás, Van Aert tiraba sin complejos del trío perseguidor en el que Van der Poel se mantenía siempre en tercera posición sin gastar ni un solo gramo de fuerza… hasta que decidió ganar la carrera. Tras vuelta y media en la que el portador del maillot arcoíris se vaciaba inocentemente, Van der Poel aceleró y, en apenas tres pedaladas, se plantó a rueda de su compatriota. Van Aert, mientras, se hundía incapaz de contestar ese cambio de ritmo y Aerts, con un podio más cerca que nunca, se quedaba en tierra de nadie tratando, a partes iguales, no perder al cien por cien el contacto con los dos holandeses de cabeza y distanciar, un poco más, al campeón del mundo.

La táctica de Van der Poel podrá ser más o menos discutible desde el plano deportivo, pero esto es deporte de alta competición y cada cuál debe de jugar sus cartas como más le convenga y lo cierto es que, en este caso concreto, Van Aert, que está muy lejos de ser el dominador absoluto que ha sido otros años, fue excesivamente optimista y/o inocente. Algo parecido le sucedió a Toon Aerts, que volvió a enlazar con la cabeza y cayó en la misma trampa que su compatriota poco antes. Van der Poel y Van der Haar se soldaron a su rueda y el campeón de Europa, cegado por el sueño de un triunfo, se empeñaba en endurecer más y más la carrera.

Llegaron juntos a la última vuelta y fue entonces, mediado ese giro final, cuando Van der Poel, imponente e imperial, aceleró duro. Su cambio de ritmo fue, sencillamente, inasumible para sus rivales. Lo intentó Aerts, pero la superioridad del holandés está fuera de toda duda. Van der Haar, por su parte, fue incapaz de responder y se limitó a conformarse con la tecera posición.

La pelea, si es que la había, quedaba reducida a lo que Aerts pudiese hacer en la subida final, pero Van der Poel negociaba, bellísimo, cada curva con tanta maestría y perfección, que el hueco se hacía más y más grande hasta ser suficiente como para afrontar el ascenso a la meta, situada en la cima del Koppenberg, con todas las garantías para sumar su duodécimo triunfo del año, convirtiendo esta campaña, y sólo estamos en noviembre, en la segunda mejor de su carrera, sólo superada por la del pasado año cuando sumó un total de 22 victorias.

Wyman, fiesta británica en el Koppenberg

Wyman sumó su cuarto adoquín

Tras los triunfos de Tulett (júnior) y Pidcock (Sub23), esta primera gran cita internacional del mes de noviembre, cuando sólo quedan cuatro días para la celebración del Campeonato de Europa en Tábor, el ciclocross británico, redondeó su fiesta en el Koppenberg con una espectacular y agónica victoria de Helen Wyman tras una carrera en la que su pelea con la americana Katie Compton fue de lo mejor que hemos visto en toda la temporada invernal tanto en la categoría femenina como masculina.

Con Maud Kaptheijns (Crelan-Charles) fuera de combate en un circuito muy distinto a esos trazados rápidos en los que ha estado dominando con mano de hierro en las últimas semanas, fue la británica residente en Oudenaarde la que se encargó de imponer un durísimo ritmo desde la primera subida al Bulto de Melden. Quedó claro, desde el principio, que sólo Compton iba a poder aguantar la rueda de Wyman, formando un dúo al que sólo Jolien Verschueren, aunque desde la distancia, pudo poner en aprietos.

La británica y la americana se alternaron en cabeza, con varios ataques y contraataques en los que, por momentos, parecía que tanto la una como la otra habían conseguido romper las piernas y el aguante de su contrincante, pero si algo tiene el Koppenbergcross es que es, con diferencia, la carrera más larga (de manera metafórica, ya que, como es sabido, todas las carreras tienen el mismo límite) del año y lo que parece definitivo en un momento se torna irreal al siguiente.

Finalmente, Wyman fue la más fuerte y se llevó el triunfo por delante de Compton y, ya muy lejos, Verschueren.

Pidcock, Roubaix puede esperar

Amazing victory for @Tompid after an amazing final ??? #Koppenbergcross pic.twitter.com/KDAS4tvmpu

— Telenet Fidea Lions (@TFLions) 1 de noviembre de 2017

Dice Tom Pidcock (Telenet-Fidea Lions), el portento británico del que el mismísimo Sven Nys predijo que será más grande que el todopoderoso Peter Sagan (Bora-Hangrohe), sigue dominando el mundo del ciclocross mientras sus piernas, su cuerpo y su mente –quizás la parte de su cuerpo que necesita un pulido más profundo– se preparan para el asalto a su gran sueño: ganar la París-Roubaix que, por cierto, este 2017 ya se ha llevado en la categoría júnior.

Pidcock, que si sigue así podría marcar una época sobre el adoquinado francés, sigue sumando etapas (literal y figuradamente) en su camino hacia el velódromo y hoy, precisamente, lo ha hecho ganando en ese otro lugar mítico del pavé como es el Koppenberg. El Bulto de Melden. La colina que siempre quedará ligada a los nombres de Walter Godefroot, el primer hombre en transitar por su cima en la Vuelta a Flandes; Jesper Skibby, el danés que fue atropellado en sus rampas en 1987 y, por supuesto, de Sven Nys, nueve veces –siete de manera consecutiva– ganador en la cita crossista en este lugar.

El británico protagonizó una bellísima pelea con Eli Iserbyt y Jens Dekker. A una vuelta para el final fue el belga el que, con una brutal aceleración en las rampas del Koppenberg parecía haber inclinado la balanza a su favor, pero Dekker no quiso rendirse y, a base de un tremendo esfuerzo en el primer tramo de prado, volvió a colocarse a rueda del ex campeón del mundo, que levantó el pie y eso lo aprovechó Pidcock para volver a unirse a la cabeza.

Viendo lo bien que le había salido el movimiento en el giro anterior, Iserbyt volvió a intentarlo en la subida final, pero Pidcock no se soltó en esta ocasión. Los dos se frenaron y Dekker, que había perdido algo de terreno, les pasó como un rayo. El británico dio continuidad al movimiento y, en un larguísimo y sufrido sprint, acabó imponiéndose por delante de Iserbyt y Dekker, que se tuvo que conformar con la tercera posición.

Completando la jornada, Ben Tulett (Reino Unido) y Lennert Belmans (Bélgica) se llevaron el triunfo en las pruebas júnior y cadete, respectivamente.

CLASIFICACIÓN PRUEBA ELITE MASCULINA

CLASIFICACIÓN PRUEBA ELITE FEMENINA

CLASIFICACIÓN PRUEBA SUB23 MASCULINA