Un año, dos grandes frentes

Pelotón

El pelotón ciclista 2015 comienza a rodar en Argentina y Australia

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Se acabaron los tests. Las declaraciones de intenciones. Los deseos. El descanso. La tranquilidad. Todo esto es ya parte del pasado. El ciclismo (con permiso de prólogos como el de Egipto, donde Mancebo ya ha puesto la primera pica del año) echa ya a andar en Argentina y en Australia. San Luis y Down Under, esas citas que hasta hace pocos días parecían tan lejanas, dan el pistoletazo de salida a un nuevo año ciclista. A una temporada que, como siempre, no sabemos qué deparará. Pensamos y discutimos sobre lo que pensamos que nos traerá 2015, pero cuando nos sentemos de nuevo delante del ordenador para hacer repaso, allá por el mes de octubre, cualquier parecido con la realidad de lo escrito en el mes de enero no será, seguramente, más que pura coincidencia.

La de 2015, como siempre, será una temporada con dos grandes frentes abiertos. Por un lado –usando el orden cronológico– tendremos la pelea por las grandes clásicas y, por otro, la batalla de las tres grandes vueltas por etapas. Dentro de cada uno de estos universos paralelos que conviven en el deporte del pedal, claro está, hay submundos. Planetas que, girando en torno al mismo sol, tienen sus distintas formas de vida.

Una de aviones para empezar

Antes de que el ciclismo llegue a su ‘casa’, esa Europa que pese al (bendito) auge de carreras en otros puntos del planeta, sigue siendo el centro del universo ciclista; los corredores acumularán algunos puntos a sus tarjetas de viajeros habituales de las compañías aéreas. Ahora divididos en dos, los que están en Argentina y en Australia se verán las caras en Oriente Medio. Los petrodólares han alimentado pruebas como Catar u Omán, que compartirán fechas con otras más históricas como la Estrella de Bessèges y las españolas Mallorca, Murcia o Vuelta a Andalucía.

Sea como fuere, todos estaremos pensando durante estos primeros kilómetros del año en la ración de adoquines que se nos viene encima. Queda poco más de un mes para la llegada de lo que los clasicómanos consideran ‘lo serio’. Será, como siempre, el Circuito Het Nieuwsblad, el que dé el psitoletazo de salida para las carreras de los pedruscos infames.

Los adoquines esperan a los jóvenes

Sep Vanmarcke

Muchos sueñan con los adoquines

Aquí es donde nos encontramos la primera diferenciación. El sol de las clásicas da cabida a dos planetas con formas de vida conocidas. Los especialistas de adoquines y los amantes de las Ardenas vivirán un 2015 muy similar. En ambos casos se espera un cambio generacional. El más evidente es el que debería de producirse en esas carreras que tienen a la Vuelta a Flandes y a la París-Roubaix como grandes fiestas de fin de curso. Tom Boonen y Fabian Cancellara como grandes nombres del presente que se resiste a irse deberían de tener este año muchísimas más dificultades que en el pasado para brillar como lo hacían. Nombres como los de Peter Sagan, Sep Vanmarcke, Niki Terpstra, Greg Van Avermaet, Zdnek Stybar y alguno más. Nadie, por supuesto, da por amortizados a los Boonen y Cancellara, pero tras una campaña de 2014 de transición, se espera que 2015 sea una confirmación para los más jóvenes.

Eso sí, nadie sabe muy bien y, por lo tanto, pocos lo descartan, qué papel puede jugar en todo esto el saliente Bradley Wiggins, que se ha empeñado en cerrar su etapa en la ruta con un triunfo en la París-Roubaix, algo que le colocaría en el Olimpo ciclista al ser el primer corredor desde Bernard Hinault en ganar un Tour y el Infierno del Norte.

Kwiatkowski, a dar color a las Ardenas

Kwiatkowski

Kwiatkowski en la Flecha Valona

Será muy fácil distinguirle. Más que el pasado año, cuando ya se convirtió en un referente del pelotón. Su maillot arcoíris de Campeón del Mundo le hará inconfundible y, por supuesto, le convertirá en una rueda muy vigilada. Las Ardenas esperan, también, la jubilación de sus grandes dominadores de los últimos años, aunque ese cambio generacional no parezca tan claro como en los adoquines. El problema para los Gilbert, Purito, Valverde, Gerrans y demás tiene un nombre muy claro: Michal Kwiatkowski. El polaco tiene esas pruebas como gran objetivo de esta primera parte de la temporada y no parece muy lógico pensar que vaya a irse de vacío. Luego, claro está, la carretera y los rivales (a los ya mencionados habrá que sumar otros como Martin, Mollema, Dani Moreno…) se encargarán de poner las cosas en su lugar.

Y, aunque todavía queda muy lejos, todos ellos, los amantes de las piedras y los de las cotas, mirarán de reojo al Mundial de Richmond.

El Tour, la madre de todas las carreras

Nibali Tour

Nibali, último ganador del Tour

Se habló mucho de la posibilidad de que los grandes vueltómanos aceptaran el reto de Oleg Tinkov y se presentaran en la salida de las tres grandes vueltas por etapas. Finalmente, los indudables y legítimos intereses comerciales de los equipos, que no pueden arriesgar ciertas cosas por un alarde de testosterona, han repartido a los Contador, Niabli, Quintana y Froome entre las distintas combinaciones posibles que, indefectiblemente, pasan por coincidir en julio en el Tour.

Aquí, en el apartado de las grandes vueltas, se esperan pocos cambios. Con Quintana es complicado hablar de cambio generacional pese a su juventud. La gran duda, claro está, es saber qué podrá hacer el colombiano en el Tour ahora que ya es uno de los primus inter pares en esto de correr tres semanas. Ganó el Giro y cerca estuvo de hacer lo propio en la Vuelta a España hasta que una caída se lo llevó por delante.

Tras una temporada marcada por las caídas (a la de Quintana en la Vuelta hay que sumar las de Froome y Contador en el Tour) hay mucha curiosidad por ver la pelea de estos cuatro superclase en igualdad de condiciones. El Tour será traicionero, como lo es siempre. Será montañoso, más que otras veces. Pero seguirá siendo la madre de todas las carreras. El gran objetivo del año.

El Giro y la Vuelta, por su parte, contarán cada una con alguno de esos cuatro gigantes de las tres semanas, pero, sobre todo, deben de aspirar a brindarnos un espectáculo deportivo que, en ocasiones, no puede darnos un Tour en el que todos tienen demasiados intereses en juego (no siempre deportivos) como para ofrecer un show a la altura de la cita.

La hora, el exotismo indoor

Voigt

Jens Voigt durante su intento

Después de que la UCI cambiara las reglas del juego y de que Jens Voigt aceptara el reto, el espectáculo del récord de la hora se ha convertido no sólo en un hermoso reto deportivo, sino en un boyante negocio para los patrocinadores de aquellos valientes que deciden encerrarse en un velódromo para rodar una distancia algo mayor que su predecesor. En este momento, el austriaco Matthias Brändle es el poseedor de la mejor marca con 51,852 kilómetros. La marca de los 52.000 metros está muy cerca y sería sorprendente que en los próximos doce meses no se sobrepase. Alex Dowsett debería de ser el primer en intentarlo, aunque su reciente caída ha puesto todos los planes en espera. Rasmussen, Thomas Dekker, Bobridge y, sobre todo, Wiggins ya han cogido sitio en esta exótica cola. Se espera, como no, el anuncio oficial de Tony Martin, que según aseguró Patrick Lefevere podría llegar en 2016.

En cualquier caso, esta prueba podría ser una de las grandes animadoras de 2015. Un toque diferente a lo habitual. Un frente más a los dos tradicionales, pero deberemos de esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos y si después de que, como casi todos esperan, Wiggins lleve la hora un pasito más allá, ese interés sigue siendo tal o se vuelve a desvanecer de forma indefinida.

En cualquier caso, como decíamos al principio, el momento ha llegado. En Australia y en Argentina. En el verano austral. Disfruten del año y, no lo olviden, en octubre haremos repaso y nos reiremos (seguramente mucho) de todo lo dicho ahora.

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