Rafa Mora. Sense Límits Aventura
Miguel Ángel Granero es un hombre que no hace salidas en bici al uso. No hay espacio para las rutas de dos horas y media, tres o cuatro, sino que él entrena y vive para alargar las horas y la distancia. Cuando más largo y más tiempo, mejor.
Este cicloturista consiguió junto con Manolo Arroyo, Carlos Carrascosa y un ilustre del deporte, el piloto del Mundial de motociclismo Héctor Barberá, superar el desnivel de la altura del Everest. Un Everesting Challenge en toda regla. ¿Y dónde? Subiendo y bajando constantemente el puerto de l’Oronet, por su cara sur, la de Náquera y Serra.
Oronet
A veces no hace falta irse demasiado lejos para encontrar un reto mágico. El cicloturista de la capital valenciana y sus alrededores conoce el puerto de l’Oronet como si fuera su casa. No hay más que visitar aquella carretera un fin de semana, e incluso entre semana, cuando cientos de amantes del ciclismo se acercan para subir los pocos más de 3 km que tiene, con sus conocidas curvas para subir a los 500 metros de altitud de su cima.
33 veces
Muchos son los que conocen a gente que va a hacer series, pero subiendo dos, tres, cuatro, cinco veces, y para casa. En este caso, fueron, debían ser, muchas más. Tantas como 33 para superar un desnivel acumulado de 8.848 metros.
Una especie de locura que parece fuera del alcance de cualquiera pero que los cuatro valientes sí lograron aunque terminaron de noche.
Incluido Barberá
El piloto del Mundial de motociclismo Héctor Barberá, natural de Dos Aguas, decidió aceptar la invitación y el reto. Finalmente, junto con Granero, Carrascosa y Arroyo, completaron todo el recorrido. Pero no estuvieron solos, porque a lo largo de la jornada se acercaron a animarles numerosos ciclistas que los acompañaron.
381 km
Subiendo y bajando, subiendo y bajando, los cuatro ‘finishers’ sumaron 381 km, con un desnivel de más de nueve mil metros en 17 horas de ciclismo. En total, 33 ascensiones a un puerto muy querido en la zona.
Utilizaban poco más de 20 minutos en cada uno de los recorridos, sumando poco a poco y sin grandes prisas pero siempre haciendo poco a poco, y recuperando con 15 minutos de descanso cada cuatro subidas (más o menos) con objeto de seguir sumando fuerzas para todo lo que quedaba.
Al final, los cuatro (iniciaron seis, pero dos tuvieron que decir adiós antes de tiempo) completaron la totalidad de la ascensión, en una jornada maratoniana para ellos pero ilusionante para todos los que tenían constancia de este intento de ‘Everesting’ que, finalmente, se pudo completar.
El artículo completo, en Sense Límits Aventura.