No es la primera vez que escribimos sobre el tema, sobre la diferencia entre récord de España y mejor marca nacional, pero no está de más volverlo a hacer tras la confusión creada en torno a los 4:36.384 establecidos ayer por la cuarteta femenina formada por Naia Amondarian, Tania Calvo, Izzy Escalera y Eukene Larrarte. Y es que en numerosos soportes -algunos originales y otros de ‘copia y pega’- hemos leído que se trataba de un nuevo récord de España, mejorando los 4:37.341 establecidos en el Europeo de Plovdiv.
Craso error, por mucho que sea la mejor marca establecida nunca por una cuarteta española.
Para que un récord sea nuevo tiene que preexistir uno antiguo. Y en 4.000 metros femeninos, una denominación más precisa que persecución -aunque en el fondo sea lo mismo-, no existe. El punto F.18 de la Normativa de la Española así lo recoge: “Sin perjuicio de la aplicación del artículo III-F.17, un Récord de España no es reconocido si no está homologado por la RFEC”. Y las tablas de récords así lo atestiguan.
Y para que un récord sea un récord debe cumplir unos requisitos, como la certificación oficial de los resultados y la obligatoriedad de haber pasado el control antidopaje. En este caso, es el punto F.14dice que “ningún récord de España podrá ser homologado si el corredor en cuestión no se somete al control antidopaje conforme a lo que determina el Reglamento de Control Antidopaje de la UCI al final de la carrera. Para la disciplina de los cuatro kilómetros por equipos, los cuatro corredores deben someterse al control, en caso de que el citado récord se realice en competición de unos JJOO, Campeonatos del Mundo o Copas del Mundo UCI, sólo deberá someterse al control 1 corredor por sorteo”.
Cuando se bate un récord ganando un título, el control ‘corre a cargo’ de la entidad responsable de la organización, UCI en un Mundial o en la Copa de las Naciones, o la Federación Española, si son unos Nacionales. Pero si el récord se bate en una prueba sin que conlleve la obligatoriedad del control, o exista la ‘suerte’ de que se pase por sorteo, el coste del mismo recae, o en la Federación, o en el propio ciclista. Y como escribimos en su momento, se trata de una prueba analítica cuyo coste cambia según los países, pero que puede superar los 1.000 euros, lo cual llevó en la época de vacas flacas a que numerosas marcas que podrían haberlo sido no se convirtieran en récords.
Esta es la razón por la cual no existía como récord nacional el registro establecido en el Europeo de Plovdiv y también la que debe suponer que la marca de ayer no sea homologada como récord, ya que nos consta que ninguna de las ciclistas que participaron lo pasó.
En su momento se pensó cambiar el reglamento nacional con el fin de que no fuera obligatorio pasar dicho control en pruebas de Copa del Mundo -ahora Copa de las Naciones- o Mundiales, donde se supone que ya hay un mecanismo de control a los seleccionados, pero de momento la redacción está clara: Si no hay control, no hay récord. Y ayer no lo hubo.
Eso sí, dada la progresión de la cuarteta, es de esperar que la marca siga bajando y que algún día se pase por caja para pagar el control y posibilitar el récord, y sirva para que deje de existir esa dualidad entre mejores marcas y récords.