Nicolás Van Looy / Ciclo 21 (Enviado especial – La Nucía)
Hace mucho tiempo, en un reino no tan lejano en el que muchas televisiones se seguían viendo en blanco y negro y los éxitos deportivos se contaban exclusivamente en al ámbito doméstico, nació un grupo de visionarios que, desde Navarra, decidieron tomarse muy al pie de la letra aquella famosa frase de un político de la época y marcarse una misión concreta: que pasados unos años al deporte al que decidieron consagrar sus vidas no lo conociera ni la madre que lo parió. En aquella época, principios de la década de los 80 del pasado siglo, los Juegos Olímpicos de Barcelona no aparecían ni en el horizonte de los sueños más húmedos del COE. Fernando Martín todavía no había puesto la primera pica en América. El olimpismo fijaba sus miras en la plata de Jordi Llopart en los 50 kilómetros marcha de Moscú 80 y soñaba con una gesta de José Manuel Abascal en Los Ángeles 84. Eran unos años en los que el país vibraba con las ceñidas y viradas de Jan Abascal o Luis Doreste y en el que la plata de los ‘Itu’, Epi, Corbalán, Romay, Sibilio, Llorente y compañía; tras ser literalmente atropellados por los Estados Unidos de Ewing, Perkins o un tal Michael Jordan, se celebraba como un asunto de estado.
Fue en con ese caldo de cultivo, como decimos, con el que unos navarros, apoyados por la empresa Reynolds [quizá nunca se haya reconocido de forma suficiente su contribución al ciclismo] decidieron fijarse, ahí es nada, el Tour de Francia como objetivo. La historia, para qué extendernos, ya la conocen todos los lectores de Ciclo 21. Aquel grupo fue, eso no se ha reconocido lo suficiente, el primer gran impulsor del deporte español. Mucho hizo Barcelona 92, cierto; pero fue ese grupo de gladiadores navarros el que primero se atrevió a soñar.
Han pasado 35 años desde entonces. Eusebio Unzué, mismo peinado que entonces aunque con alguna cana más, es un hombre realizado. O eso hay que pensar, porque él se muestra inconformista y ambicioso hasta el extremo. Verbo fácil. Tono sosegado. Mirada directa a los ojos. Se ha hecho de noche en La Nucía. Es 2 de marzo, pero los casi 25º que nos envuelven le dan al ambiente un aire muy pre Tour. Entre sus manos, mientras nos sentamos, todavía el [pesado] premio que le acaba de ser entregado en representación de todo el Movistar Team por la Asociación Española de Periodistas Deportivos en su XXXV Gala Nacional del Deporte. Esa gala, cosas de la vida, nació con él. Con su proyecto de equipo. Mientras el flash de la cámara ilumina su rostro con sus fogonazos, él, perro viejo en esto, gira el trofeo para que el fotógrafo lo capte desde cualquier ángulo. Y lo hace, eso sí, sin dejar de mirar al periodista. Detalles. Formas de hacer las cosas. Perfeccionismo al extremo. El mismo que le ha llevado a la excelencia deportiva durante estos 35 años.
Pero, en el deporte uno es tan bueno como lo es su último resultado y, por increíble que sea la trayectoria de este navarro de 60 años recién cumplidos, toca pensar en 2015. Una temporada que huele a glorias pasadas y futuro prometedor.
-¡Vaya inicio de temporada el de Movistar!
-Diría que la hemos comenzado en la línea de como terminamos la pasada campaña o los dos últimos años. Estamos consolidando la progresión de nuestros jóvenes y tratando de estar implicados allá donde vamos. Tuvimos la fortuna de debutar con aquel triunfo de Juanjo [Lobato] en Australia y con Malori en Argentina. En esta primera parte del año son resultados tranquilizadores y suponen la constatación de que se ha trabajado bien durante el invierno y que podemos comenzar a recoger los frutos.
Lobato abre un nuevo abanico de posibilidades
-Juanjo Lobato ha explotado de manera espectacular en este inicio de año. ¿Esperaba algo así? Parece obvio pensar que será el jefe de filas de Movistar en la Milán-San Remo.
-Será nuestro líder, sin lugar a dudas, en todas aquellas carreras en las que pueda haber un final al sprint. Como bien dices, es cierto que San Remo es una de esas pruebas que puede estar dentro de sus objetivos después de haber hecho cuarto el año pasado. Ha hecho un gran invierno y creo que ha descubierto que haciendo bien las cosas tiene un gran camino y objetivos muy importantes a los que puede optar. Es otro ejemplo de que ya comenzamos a recoger los frutos del trabajo invernal. La opción de Juanjo nos permite optar a una figura que en nuestro deporte no hemos tenido de manera tradicional como es la del sprinter. Podemos optar a una serie de carreras que eran muy difíciles de ganar y que ahora vemos que todo es posible.
–Le hemos visto muy cerca del nivel de Kristoff, que está en racha ganadora. ¿Va a cambiar la manera de afrontar carreras del tipo San Remo para el Movistar? ¿Se va a redefinir el papel de Rojas a un rol de lanzador para Lobato?
-Está claro que en el ciclismo uno de los principios básicos es la solidaridad. Añadiré que pienso que en nuestro equipo siempre nos hemos caracterizado por ir a los sitios con un líder y el resto de la orquesta totalmente a su disposición. No cabe duda de que esos días, aunque no tengamos la cultura de trabajo de equipo para los sprints, ahora tenemos el elemento que nos tiene que dinamizar y darnos la motivación para trabajar y adquirir ese riesgo que significa meterte cada día en las llegadas masivas. Sobre todo, porque tenemos a alguien que nos puede recompensar esos días de tanto trabajo.
-Sé que no le gusta hablar a largo plazo, pero comprenderá que es inevitable que le pregunte sobre el próximo Tour de Francia. Desde fuera parece claro que el jefe de filas, al menos en la salida de Utrecht y si no pasa nada raro, debe ser y será Nairo Quintana.
– Sí. La lógica nos dice eso. Y también que lo lógico es que Nairo progrese y que Alejandro en ciertas cosas será difícil que pueda mejorar su nivel. Pero todo esto no es matemática y lo único cierto a estas alturas es que los dos son grandes profesionales. Con Alejandro estamos viendo que el paso de los años, lejos de suponer una merma en sus cualidades, están llevándole a ir a más y podemos decir que con él todo es posible, pero nuestra idea es afrontar el Tour con Nairo y que goce de la tranquilidad de tener un compañero como Valverde con el que compartir la responsabilidad en momentos dados y, de esta manera, no tener que cargar todo el peso de forma exclusiva sobre las espaldas de Quintana.
Valverde no habría ganado más por renunciar al Tour
-Ha dicho que con Valverde todo es posible. Hay un grupo, entre los que ya sabe que me incluyo de manera clara, que consideramos que Alejandro ha dejado pasar opciones de construir un mayor palmarés en grandes clásicas por su fijación compartida con el Tour. ¿Qué opina al respecto con la perspectiva que da el tiempo y los resultados obtenidos?
-Creo que las clásicas que a él le interesan y que dan tanta gloria, Alejandro las está corriendo cada año. Te diría que salvo San Remo, que es más por no hacerle correr riesgos indebidos, el resto las hace. Sí, os oigo muchas veces… pero Alejandro no iba a ser mejor. No es alguien a quien una gran vuelta le castigue. Lo demostró en el Tour del año pasado. Venía de una semana en la que aparentemente iba de más a menos y sin embargo seis días después, en San Sebastián, dio otro número de los suyos. ¡Así es Alejandro! Realmente, carreras que le puedan crear una gran motivación hay una media docena en todo el año. En una gran vuelta para él es todo mucho más ilusionante… y, por supuesto, también lo es para nuestros patrocinadores. Sinceramente, no he creído nunca que por hacer más o menos grandes vueltas Alejandro haya desaprovechado ocasiones de hacer un palmarés mucho más grande. Y, pese a todo, tiene una gran vuelta [la Vuelta a España de 2009 N.d.A.], podios… es un hombre que está todo el año a muy alto nivel. Si le quitamos de hacer el Tour, ¿qué hacemos con él? ¿A qué carreras le llevamos? ¿Qué otras carreras, además de las que ya hace siempre, puede afrontar teniendo para él un gran atractivo?
-Sí, pero el gran resultado del Tour de Francia parece no haber llegado nunca y yo le podría rebatir diciéndole que a Alejandro no la ha faltado nada para el Tour, sino que le ha sobrado competición para ganar más grandes clásicas y hacer un palmarés todavía más histórico del que ya tiene. Es el único superclase del pelotón que está a tope desde febrero a octubre… quizá eso le haya mermado.
-Efectivamente, lo hace todo el año a gran nivel. Pero yo no puedo pensar que por cambiarle el calendario va a ganar más. Ya ha habido años en que ha tenido calendarios de hacer sólo una gran vuelta y no ha dejado de ser él mismo. No puedes prescindir de alguien que te da opciones de ganar una gran vuelta. Eso sería un pecado. Luego entramos a lo de siempre, a que en la Vuelta a España ha hecho cinco podios y ha ganado otra, pero es que eso también es un gran palmarés. ¿Por qué no voy a aprovechar tener la suerte de tener a alguien como él que te garantiza la posibilidad de estar ahí? Ya lo habéis visto… hizo el Tour hasta el último día subido en el podio y ha llegado a la Vuelta y ha vuelto a hacer podio.
-Después de su Tour de Francia de hace dos años y de ganar el Giro en 2014, ¿cree que todo lo que no sea ganar en París este año sería un fracaso para Nairo Quintana?
-(Ríe) ¡No! ¡En absoluto!
-Le reconozco el uso de una palabra muy gruesa, pero seguro que usted ha entendido el fondo de la pregunta
– Sí. Puedes haber ganado lo que sea, pero sabes que hay una serie de rivales con los que se va a encontrar este año a los que no es difícil sino dificilísimo ganarles. Lo bueno es que él es un hombre que comienza a tener opciones y que tenemos en el horizonte de los próximos diez años, si todo va razonablemente bien, un corredor con opciones de ganar. Si no es en 2015, esperaremos al 16. No nos podemos precipitar ya que, al fin y al cabo, Nairo es un buen corredor, espectacular en algunas de las cosas que hace, y es un chaval que sigue progresando cada año y creo que está en ese grupo de cuatro o seis elegidos. Sabemos que tenemos un porcentaje de opciones.
-Viendo su historial de trabajo y progresión desde la época de Gorospe, pasando por Delgado e Indurain y acabando en el momento actual, si hay alguien a quien preguntarle esto es a usted, que ha demostrado saber reconocer precozmente a un buen vueltómano. ¿Qué tiene Nairo Quintana comparado, a su edad con los corredores que le he mencionado?
-Son muy distintos. El ciclismo se sigue haciendo sobre una bicicleta, pero cada época tiene sus cosas. Al corredor de hoy se le exige que sea mucho más regular. Mucho más completo. El ciclismo es más competitivo. Tus rivales van a ir a buscarte los puntos débiles. Al igual que en otros deportes, ha llegado la estadística al ciclismo y cada vez es más complicado conseguirlo porque el nivel de competitividad entre ellos es extremo. Lo que tiene es el carácter de los grandes. Una edad que te hace pensar que seguirá progresando durante una serie de años. Cuando la experiencia comience a ser un factor importante para él, le va a ayudar mucho porque pese a haber hecho cosas grandes es casi un profano. Tiene mucha calidad y los resultados le han sonreído. Ya ha llegado arriba, ahora hay que ver cómo evoluciona y asimila el éxito. Veremos si cuando llegue la montaña, que es su gran arma, sigue siendo superior a sus rivales. Además, es un buen contrarrelojista cuando está bien y, según el estado de sus rivales, está a su misma altura o incluso un poco mejor.
Dowsett podría intentar el récord de la hora en abril
-¿Existe la intención de planificar un intento sobre el récord de la hora con Alex Dowsett cuando esté completamente recuperado?
-Él ya está totalmente recuperado. Lleva unos 20 días entrenando y recuperando su tono muscular. La cosa se nos ha complicado un poco por las fechas para volver a intentarlo en Londres, pero la semana que viene trataremos de hacer un test para ver si está como para poder plantearnos algo durante la primera quincena del mes de abril. Tenemos que comprobar primero si tiene tono como para rodar a esas velocidades. Si viésemos que tarda un poco más, probablemente tendríamos que desistir por el momento.
-¿Es impensable intentarlo después de Sir Bradley Wiggins atendiendo a la presumible marca que puede establecer?
-A ver… todo se bate. No sé si será Alex, pero yo le digo muchas veces que él le ganó a Wiggins la contrarreloj de más de 50 kilómetros en el Giro. Si esto ha ocurrido quiere decir que el chaval tiene unos mínimos de calidad que te permiten pensar que no es imposible, dentro de la dificultad de lo que queremos hacer. Lógicamente, después de Wiggins parece que todo va a ser mucho más difícil.
Hay relevo para los grandes nombres actuales, pero…
-Me hablaba al principio de esta entrevista de la progresión de los jóvenes. Usted, evidentemente, conoce muy bien lo que viene tanto en España como en la estructura colombiana. ¿Qué podemos esperar de aquí a unos años?
– Creo que hay chavales para seguir confiando en ellos y que cuando se aparten los que ahora tienen por encima, que se los llevará la edad como ley de vida que es, pienso que tenemos un grupito de chavales que nos pueden garantizar el relevo, pero ¡no olvidemos una cosa!: estamos en un país, España, que lleva liderando el ciclismo mundial los últimos diez años y en los últimos cinco años, lo que no ha ganado Contador, lo ha ganado Purito y lo que no ha ganado Purito, lo ha ganado Valverde. Estamos con unas referencias de país privilegiado. Es imposible mantener el nivel que ahora manejamos porque no lo ha tenido históricamente nadie. Hemos tenido puntualmente buenos corredores, pero un ciclo con cuatro ciclistas como el de la actualidad no ha ocurrido nunca antes en España ni en ningún otro sitio.
-Durante la entrega de los premios de la UCI en Madrid recuerdo que uno de los responsables de Telefónica les arengó diciendo que les iban a exigir más resultados este año. ¿Qué quieren decir con más a un equipo que ha sido el mejor del mundo y con el corredor número uno en sus filas?
-Ya sabes que entre la gente del deporte es norma ser ambiciosos y no conformarte. Es verdad que estamos consiguiendo grandes cosas. Liderar los dos últimos años la clasificación UCI por equipos no deja de ser el reconocimiento a una temporada brillante. Lo hemos hecho dos años seguidos y vamos a trabajar para que vuelva a suceder. Son mensajes lógicos desde Telefónica. El deportista necesita motivación y un nivel de exigencia siempre muy elevado porque si no las cosas no llegan. Lo entiendo perfectamente: es un grito de ánimo. Nunca nos han exigido nada, pero saben que no hace falta hacerlo.
– Usted ha tenido, especialmente en la época de Banesto y la actual, patrocinadores muy involucrados. Parece que su misión va más allá de simplemente poner un logotipo y una marca en el maillot. ¿Qué época le parece más bonita?
-Llevo 40 años en esto y sinceramente [se detiene y golpea a modo de martillo pilón sobre la mesa] cada época ha ido mejorando a la anterior. ¡Siempre! Hay más cosas. El nivel de profesionalización alrededor del equipo. Los diferentes departamentos que se han ido creando. Y no cabe duda de que tener implicada a una empresa como Telefónica te puede ayudar o ponerte incluso en ventaja. Para mí, lo más importante es el grado de implicación. ¡El de todos! Desde las secretarias de la oficina que trabajan sábados y domingos porque nuestro deporte es así, pasando por mecánicos, masajistas y, contagiados en esa dinámica ambiciosa, nos van saliendo los resultados. Y todo ello, como te decía al principio, con un gran espíritu solidario, que es lo que nos ayuda a conseguir tantas cosas. Todos nos dejamos la piel por quien toque en cada momento. Eso es algo de agradecer y de ahí vienen los resultados.