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Hay una cosa en la que Unzué no esconde su optimismo. La imagen del ciclismo, deterioradas por los escándalos de dopaje, empieza a suturarse. «No podemos -subraya- controlar que haya algún corredor sin escrúpulos que se salte las normas, pero hemos progresado mucho».
-Pese a todos los sinsabores que le ha dado y las estrellas caídas, el público no ha abandonado al ciclismo.
-Está claro que cometimos muchos errores, pero ahora el ciclismo es mucho más limpio de lo que era antes. No podemos controlar que haya algún corredor sin escrúpulos que se salte las normas, pero hemos progresado mucho y eso la gente también lo percibe. El público sabe que encima de la bicicleta no se puede hacer otra cosa que sufrir, pero ese sufrimiento es algo sensacional. Las audiencias nos vuelven a respaldar, no han parado de crecer.
-Sin embargo, no es tan halagüeña la situación económica. Ahí está la desaparición del Eukaltel.
-Hemos vivido una doble crisis, la específica del ciclismo y la económica. En los últimos cinco años hemos perdido el 70% de los patrocinadores y lo que sobreviven, lo hacen de aquella manera. España ha liderado el ciclismo mundial durante casi 30 años, donde han salido grandes talentos. Con este panorama, es muy complicado que se repitan estos éxitos. Para los jóvenes valores, apenas hay oportunidades.
