“Pienso que la edad, sobre todo, ayuda a que corra más tranquilo y no tenga presión. Pero además ayuda que esto sea mi pasión; es alegría, ilusión y sentirme bien. Cuando deje la bicicleta seguiré haciendo lo mismo, pero sin tener que llegar a una competición y estar al 100%”. La filosofía del ciclista número uno del mundo es puro optimismo. Muchos sufrimientos ha tenido que pasar para sentir, ahora, en 2016, que su carrera está completa y su esfuerzo dignamente reconocido. Aunque aún le faltaba algo. “Habíamos planteado algún año acudir, pero no fue hasta temporada cuando dijimos en la concentración de noviembre: ‘Este tiene que ser el año’”. Con 36 años, el ciclista que todo lo puede aún no había probado sus capacidades en el Giro de Italia. La deuda se salda en Apeldoorn y en la región de Güeldres (Gelderland). “Es algo diferente, nuevo, que afrontamos con ilusión y ganas”.
“La aproximación al Giro ha sido perfecta. Hemos corrido lo que queríamos, consiguiendo éxitos. Sí que decidimos no ir a Flandes y acudir a Tenerife -al sur, no al Teide-, para acumular horas de subida y puertos largos, y me ha ido bien. He estado más cómodo, más a gusto, con calor y preparándome bien. A partir de ahí ganamos Castilla y León, ganamos la Flecha Valona… el trabajo está bien hecho y veremos lo que pasa en Holanda”. Desde la tierra de los tulipanes parte un 99º Giro de Italia peculiar, pero siempre nervioso como en cualquier otra primera semana. “Además aquí tenemos carreteras bastante reviradas, que obligan a poner todos los sentidos en la carretera. Tengo la confianza de tener un gran equipo detrás y saber que con su apoyo no tendremos ningún tipo de problema”.
Praia a Mare (4ª etapa), el final en alto de Roccaraso (6ª etapa) y el ‘sterrato’ de Alpe di Poti antes de Arezzo (8ª etapa) configuran una entrada a Italia “complicada, con alguna emboscada”, que recuerda incluso a la Vuelta a España: “Ha sido su éxito, meter llegadas duras, y tanto el Giro como el Tour toman algo de esa técnica. Es un Giro donde siempre puede haber un peligro a la vista”. Y como remate, la larga (40 km) y dura crono del Chianti (domingo 15, 9ª etapa): “Es exigente, no tiene nada de rectas planas, arriba y abajo… será dura y no la veo como una CRI donde partamos en desventaja”.
Tras un par de llegadas complicadas -Sestola, vía Pian del Falco (1ª), en la 10ª etapa, y Asolo, en la 11ª- y una jornada completamente llana en Bibione, comienza la traca final. “En Cividale seguro que pasa algo. Como te pillen relajado un día, puedes perder el Giro completamente, y aunque al día siguiente estén todos esos puertos, hay que estar siempre al 100%”. Habla Alejandro del ‘tappone’ de Corvara Val Badia (14ª). “Es durísima por el desnivel -5350 metros, en nuestro reconocimiento-, por la dureza de las rampas y por la altura. Una vez que coronas Pordoi ya prácticamente no bajas de 1500 metros en todo el día. Son 210 kilómetros, y a las alturas que estaremos de Giro se puede hacer extremadamente dura”. La segunda semana acabará con la cronoescalada del Alpe di Siusi: “Los dos primeros kilómetros son más llevaderos, pero entrados en el puerto en sí se sube muy continuo, con exigencia. Va a haber diferencias”.
“Después del día de descanso puede pasar cualquier cosa. El cuerpo lo mismo te pilla bien que te dejas llevar demasiado y te pasa factura. Mendola y Fai della Pacagnella no es que sean puertos duros, pero sí son muy largos y encadenados, pueden decir mucho. Será un día de estrategia”. Quizás el último antes del fin de semana decisivo, con Pramartino de entremés (etapa 18); Agnello y Risoul de primer plato (etapa 19); y Vars / Bonette / Lombarda como segundo y postre (etapa 20). “Reconocer puertos importa, pero lo será más en esta última semana la condición de cada uno. Lo más relevante será la salud; lo demás te viene dado”. ¿Le preocupan a Valverde las condiciones meteorológicas, a tenor de los recortes y suspensiones de otros años? “No en exceso. Son puertos altos, pero se tocan todos a final de Giro, casi en el mes de junio, y quizás podamos tener suerte”.
Sobre los ocho compañeros que tomarán con él la salida el viernes, el ‘Bala’ no alberga dudas: “Vamos a ser un equipo muy fuerte. Llegamos todos muy bien, pletóricos, y es un grupo equilibrado, con hombres para el llano como Jasha o Rory; gente para la media montaña como Visco o Rojillas; u hombres de alta montaña como Javi, Jose, Carlos o el propio Andrey. Mi confianza es total”. De los rivales, destaca a “Nibali, sin duda el candidato número uno. Vemos también a un Landa muy fuerte y al que tener muy en cuenta tras su Giro 2015. Además, otros corredores como Dumoulin, Chaves y alguno más, que marcarán la carrera”.
Para Alejandro, un buen resultado el próximo 29 de mayo en Turín sería “estar en el podio y haber conseguido alguna etapa”, según informa el equipo navarro.