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Van Aert y Van der Poel son los dominadores del ciclocross / © Belga
Parece que los años en los que las grandes figuras del pelotón mostraban públicamente su animadversión hacia sus rivales –e, incluso, hacia algunos compañeros de equipo– han quedado enterrados en el pasado a causa de los grandes esfuerzos que los responsables de márketing de los grandes equipos realizan diariamente por promover los valores de esfuerzo colectivo y buenrrollismo en el ciclismo.
Pero cualquiera que se haya acercado mínimamente a estudiar en profundidad la personalidad de cualquier gran figura del deporte mundial sabe que nadie consigue llegar a lo más alto de su especialidad sin que su entrega, trabajo y sacrificio vayan acompañados de una buena dosis de ego y, sobre todo, el absoluto convencimiento de ser mejor que sus rivales.
En ese sentido, el deporte se basa, en definitiva, de vencer al rival y, para ello, son muchos los grandes campeones que han manifestado en el pasado que esa ansia por superar al contrincante puede verse beneficiada de cierta animadversión personal transformada en motivación.
Por ello, no es tan extraño, pese a ese buenrrollismo antes reseñado, que Wout Van Aert no haya tenido problemas en reconocer que entre él y su némesis, Mathieu van der Poel, no existe ningún sentimiento de amistad. Aunque eso no quiere decir que se pase del blanco al negro, es decir, a la enemistad.
En declaraciones realizadas al programa Gert Late Night de la cadena belga 4, el corredor de Jumbo-Visma explica que “Mathieu y yo no somos amigos, eso seguro. ¿Rivales? No me gusta esa palabra, pero si siempre tienes el mismo rival ante ti, al que tienes que superar para poder ganar carreras, entonces la amistad no puede durar más de cinco minutos”.
