El primer paso para que Wout Van Aert pueda, cuando se baje el telón de la campaña invernal, centrarse en su segunda temporada de grandes clásicas ya se dio la pasada semana. La UCI, el máximo organismo mundial del ciclismo, aseguró de forma oficial que, por su parte, no veía inconveniente alguno en que Van Aert pudiera llegar a un acuerdo con un nuevo equipo de cara a 2019. Como ya hiciera en septiembre, cuando permitió que el campeón del mundo de ciclocross corriera como independiente, la organización con sede en Aigle vuelve ahora a dar vía libre al corredor en detrimento de las expectativas de Nick Nuyens y el que fuera su equipo, Veranda’s Willems-Crelan (que en 2019 se denominará Roompot-Charles), que esperaba poder mantener el pulso con el que fuera su jefe de filas tras al ruptura unilateral del contrato por parte de este último.
Sea como fuere, el salvoconducto de la UCI significa, al menos, que para el máximo organismo mundial Van Aert es un corredor sin contrato y, por lo tanto, libre de negociar su futuro con quien quiera. No es asunto baladí este ya que, de haber resuelto la UCI –no era una posibilidad descabellada, aunque sí incongruente con su decisión de dejarle correr como independiente la temporada de ciclocross– que tenía que ser la justicia ordinaria la que determinara si el contrato de Van Aert y su exequipo seguía teniendo vigencia, hubiese significado que, al tener todavía contrato hasta final de 2019, el belga no podría haber negociado su futuro, según las normas de la propia UCI, hasta el día 1 de agosto.
Aunque es seguro que todo acabará en los tribunales y que el resultado que pueda salir de ese juicio es absolutamente impredecible, Jef van den Bosch, mánager de Van Aert, ya ha comenzado a negociar con las novias de su representado. Evidentemente, la opción prioritaria y la que, por el momento, aparece como única sobre la mesa, es la del Jumbo neerlandés, que iba a ser, en cualquier caso, el destino de Van Aert en 2020.
Ahora se trata de adelantar los planes y Van den Bosch se muestra tranquilo y optimista. “No hay nada que deba impedir que podamos llegar a un acuerdo rápido”, aseguraba sobre unas conversaciones que, a la vez, decía que no han comenzado todavía y para las que el representante del corredor se ha citado con los responsables del equipo World Tour “en algún momento de los próximos 10 días”.
El gran miedo en Jumbo, expresado claramente por Richard Plugge, manager general del equipo, es que el acuerdo que alcancen con Van Aert pueda llegar envenenado para ellos. “Es demasiado pronto para saber qué puede deparar el futuro”, aseguraba Plugge tras conoce la decisión de la UCI de permitir que Van Aert negocie su futuro. “Estoy al tanto de esa decisión, pero eso no cambia nada por nuestra parte”, añadía. Y es que Plugge y los suyos se muestran reticentes sobre las consecuencias legales que pueda tener, al final del capítulo, el episodio judicial que se abrirá en breve entre Van Aert y Sniper Cycling, la empresa propietaria de su antiguo equipo. “Sobre eso debe haber más claridad. Tenemos que tener mucho más claras las responsabilidades” decía un Plugge que, aunque quiere contar con el corredor, no quiere exponer a su escuadra a posibles responsabilidades legales o enconómicas.
En este mismo sentido, Van den Bosch era claro y no negaba que las cosas podían torcerse para su cliente en el futuro juicio. “Es un detalle importante, pero nosotros no vamos a repercutir ninguna decisión judicial, sanción o multa sobre el equipo. Eso es algo que quedará siempre entre Wout y su anterior equipo”. Buenas palabras, pero que, tratándose de decisiones judiciales, necesitarán ser respaldadas por algo más que buenas intenciones.