ACTUALIZACIÓN: 11:10 hrs
Mathieu van der Poel ha recibido, por fin, buenas noticias. Hoy debía de enfrentarse a un test crucial (ver la noticia original más abajo) que determinaría si su paso por el quirófano y, por lo tanto, el final de su temporada era inevitable. Por fortuna para el corredor y para todos los aficionados al ciclocross, el Campeón del Mundo ha rodado tres cuartos de hora sobre los rodillos sin resentirse de las molestias en la rodilla, por lo que su horizonte comienza a despejarse.
A partir de este momento y si no surgen nuevos contratiempos, Van der Poel se centrará en volver a alcanzar un pico de forma óptimo para estar con los mejores de la categoría invernal y, sobre todo, intentar contestar el absoluto dominio que hasta el momento está ejerciendo su gran rival, el belga Wout Van Aert.
Su presencia este mismo fin de semana en Gieten, prueba inaugural del Superprestigio, está descartada. La fecha exacta del regreso de Van der Poel a los circuitos está todavía por determinar.
Van der Poel al borde del fin de temporada
Hoy es un día crucial para el actual Campeón del Mundo de Mathieu van der Poel. Quizás, el más importante de su carrera deportiva. Más, incluso, que el pasado día 1 de febrero cuando se convirtió en el arcoíris más joven de la historia del ciclocross. Hoy, después de muchas semanas y de un paso infructuoso por Benicassim buscando el buen tiempo que pudiera hacer sanar su maltrecha rodilla, los médicos le han dado una última oportunidad: puede salir a entrenar muy despacio y evaluar el estado de su rodilla. Si la cosa no sale bien, las opciones son terribles.
El propio Van der Poel, de sólo 20 años, reconoce estar muy asustado. “Si hoy todavía noto molestias en la rodilla, tendré que rendirme a la evidencia y operarme”. El problema, no es la operación. Lo que aterroriza a Van der Poel son las consecuencias que el paso por el quirófano tendrán para su temporada. Si finalmente el test de hoy no sale bien, el Campeón del Mundo sólo podrá aspirar, y eso en el mejor de los casos, a estar listo a mediados del mes de enero. Es decir, cuando la temporada de ciclocross estará a punto de terminar. Únicamente el Mundial, la prueba que le encumbró el pasado año, podría salvarle en este caso.
Fue a finales de agosto cuando comenzó el peregrinaje por el infierno de Van der Poel. Una caída en el Tour del Porvenir, la que iba a ser la última carrera de preparación de cara a la campaña de ciclocross, le produjo una lesión en la rodilla izquierda. Aunque tomó la salida –y ganó– en la etapa del día siguiente, esa misma noche tuvo que tomar un vuelo de urgencia hacia Holanda ante el aspecto inflamado de su articulación.
Desde entonces, las cosas no han hecho más que empeorar. Lo que iba a ser una semana en el dique seco se convirtió rápidamente en quince días de parón. Cuando por fin pudo volver a entrenar, los problemas resurgieron demasiado rápido. En esta ocasión, fue la rodilla izquierda, sobrecargada de trabajo, la que comenzó a darle problemas que acabaron por apartarle de la disputa de la primera puntuable de la Copa del Mundo en Las Vegas. Su último intento de buscar el sol y las buenas temperaturas de Benicassim, esas que siempre ayudan a las articulaciones, tampoco salió bien.
Lo único que está claro a estas alturas es que, en el mejor de los casos y con la acumulación de tiempo perdido, es impensable que Van der Poel pueda estar al mejor de sus niveles hasta bien entrado el mes de noviembre, por lo que ya se habría quedado sin opciones en las tres grandes challenges del año. Pero, a día de hoy y a la espera de lo que suceda en ese entrenamiento que tiene programado, todo hace indicar que el próximo anuncio de Van der Poel será el de su paso por el quirófano y, por lo tanto, el fin de temporada para él.