Cualquiera que haya tenido un mínimo contacto con el mundo del ciclismo en los últimos doce meses habrá encontrado, probablemente, un único elemento común: Mathieu van der Poel. Dominador de los dos últimos inviernos en su especialidad –al menos, por ahora– principal, el neerlandés comenzó en 2018 el camino que debía llevarle a Tokio 2020, cita para la que consiguió el pasaporte el pasado fin de semana, y en este 2019 ha sido el gran protagonista de las clásicas de primavera.
¿Dónde está el límite del nieto de Raymond Poulidor? Esa es, al parecer, la gran pregunta que se hace hoy en día el mundillo ciclista a la espera de la explosión definitiva de Remco Evenepoel, el otro gran mirlo blanco de los pedales. Aunque él mismo haya dicho, por activa y por pasiva, que lo que más le sigue divirtiendo es el ciclocross, muchos apuntan a que sus grandes retos deben estar en la carretera y, concretamente, en las grandes vueltas por etapas, una puerta que, por primera vez, ha dejado abierta el propio corredor.
“El BTT me lleva a visitar lugares muy bonitos y el ambiente sigue siendo mucho más relajado. Me gusta la sensación de estar solo en el bosque. La atención es mucho menor que en el ciclocross o en la carretera”, explica el corredor en el programa Sportweekend de la televisión belga.
El corredor neerlandés sigue manteniendo que el oro olímpico es su principal objetivo de los próximos meses. “Sería algo muy bonito. Reconozco que mi imaginación juega con la posibilidad de ser campeón olímpico y el BTT es la especialidad que me da más opciones de cara a Tokio. Por el momento, la ruta es demasiado dura para mí”.
Pero para ese reto olímpico, Van der Poel deberá afrontar importantes cambios en 2020 ya que, como él mismo reconoce, “para tener opciones reales al oro olímpico tengo que perder 4 kilos”. El neerlandés explica que “son cuatro kilos de masa muscular que me tengo que quitar para poder subir con los mejores”, aunque adelanta que esa dieta no comenzará de forma inmediata ya que “son cuatro kilos de músculo que sí me hacen falta para poder estar con los mejores en el ciclocross y la ruta. Así pues, adelgazar esos cuatro kilos será algo para el año que viene, tras la primavera. Tendré cuatro meses para perder cuatro kilos. Creo que es algo que tengo que poder hacer”.
No descarta ir a Yorkshire
En cualquier caso, pese a que el ciclocross es lo que más le divierte y el BTT donde más cómodo se encuentra, Van der Poel sabe que la especialidad que más proyección le puede dar es la ruta y, por ello, no ha descartado todavía estar en el mundial de Yorkshire el próximo mes de septiembre para tratar de suceder a Alejandro Valverde como portador del maillot arcoíris.
“Aunque no he ido a ver el recorrido, sí he oído que me puede venir bien… pero sucede lo mismo con el del mundial de BTT”, explica Van der Poel. “Soy consciente de que el título mundial de carretera tendrá un impacto más grande, pero no voy a tener en cuenta ese factor en mi decisión. Elegiré el mundial que mejor se me pueda dar”.
Por primera vez Van der Poel ha abierto la puerta a su presencia en grandes vueltas en un futuro más o menos cercano. No será, en cualquier caso, antes de la cita olímpica de Tokio, pero después de esa aventura “podría ser una posibilidad”.
Consciente de que sus palabras van a levantar un importante revuelo, Van der Poel especifica que “siempre he dicho que quiero seguir combinando el ciclocross, el BTT y la carretera el mayor tiempo posible. Tokio 2020 podría ser el punto y final del BTT para mí, pero no me atrevo a asegurarlo al 100%”.
En cualquier caso, ese hipotético salto a las grandes vueltas “no será para buscar la general. Me centraría en tratar de ganar algunas etapas”.