Después de que una caída en el Tour del Porvenir le hiciera pasar por la consulta médica y que una revisión posterior no le diera buenas noticias, Mathieu van der Poel, actual Campeón del Mundo de ciclocross, volvió ayer martes a los entrenamientos después de estar dos semanas completamente parado. Un regreso que, como era de esperar, ha desvelado pequeños problemas físicos derivados de un prolongado periodo de inactividad en plena recta final de preparación para el inicio de la campaña invernal.
Ayer los médicos que le han tratado la rodilla le dieron luz verde para volver a los entrenamientos, pero tal y como ha reconocido el propio Van der Poel, las cosas han ido un poco peor de lo esperado. “Tras diez minutos de entrenamiento comencé a notar calambres muy fuertes” ha reconocido a la vez que explicaba que “nada más recibir el OK de los médicos, me puse a trabajar. Hice diez minutos de carrera, pero comencé a notar calambres muy fuertes. Entonces, decidí coger la bicicleta y eso fue relativamente bien. No sentí dolor, pero después de dos horas tenía un ritmo cardiaco demasiado elevado, por lo que tuve que parar”.
Esto, evidentemente, no son buenas noticias para el portador del maillot arcoíris a sólo unos días para el inicio de la campaña de ciclocross con la primera cita puntuable para la Copa del Mundo en Las Vegas (EEUU). En este sentido, Van der Poel se muestra relativamente optimista. “Por fortuna, todavía tengo una semana por delante [con un viaje intercontinental incluido, N.d.A.] para prepararme de cara a Las Vegas. Todavía tendré que ir al médico antes del viaje para quitarme los puntos de la rodilla”.