Con el cúmulo de mala fortuna que acumula este corredor año a año, es complicado o, al menos, muy aventurado calificar este final de 2017 como el peor momento de la carrera deportiva de Sep Vanmarcke (Cannondale-Drapac), pero lo cierto es que el corredor belga se ha llevado un enorme varapalo después de verse fuera de la selección que defenderá los intereses de Bélgica en el mundial de Bergen.
Vestía todavía los colores del Belkin holandés cuando en la primavera de 2014, con sólo 26 años, irrumpió de manera decisiva en el panorama clasicómano. No ganó ninguna prueba, pero tras la finalización de la temporada de clásicas por excelencia, no fueron pocos los medios y los analistas que señalamos al de Kortrijk como el hombre más fuerte de aquella primavera. Sin embargo, desde entonces sólo sus podios en la Gante-Wevelgem y Vuelta a Flandes de 2016 (año en el que también acabó cuarto en la París-Roubaix) le han acercado de nuevo, aunque sin alcanzarlo, al nivel mostrado hace ya tres temporadas.
Esta última primavera, a la que llegaba como el flamante nuevo jefe de filas de Cannondale-Drapac, tenía que ser la enésima oportunidad para el belga que, sin embargo, vio como todo se iba de nuevo al garete a causa de las tres caídas sufridas en la Strade Bianche, que le trastocaron mucho los planes y, sobre todo, por el fenomenal trompazo en la Vuelta a Flandes que le dejó sin De Ronde y sin París-Roubaix.
Ahora, sólo una semana después de enterarse, junto al resto de sus compañeros, que su contrato con Cannondale-Drapac (expiraba al final de 2018) se ha quedado en poco más que papel mojado y un puñado de buenas intenciones por parte de Jonathan Vaughters, Vanmarcke ha colmado el vaso de las malas noticias con su no inclusión en el combinado nacional belga. Una decisión que, además de no compartir, Vanmarcke asegura que es “incomprensible. Aunque mi primavera se quedara en nada, llevo trabajando desde entonces en preparar el Mundial. Ahora me quedo sin poder mostrar mi buen estado de forma”. El belga lo tiene clarísimo y en una entrevista concedida a Het Nieuwsblad no duda en asegurar que: “en base a mis resultados, siempre tengo que estar en el Mundial”.
El palo para el corredor de Cannondale-Drapac ha sido muy grande ya que “desde que en julio el seleccionador me dijo que estaba en la preselección, no he dudado ni un segundo que iba a estar en el Mundial”. Vanmarcke explica que “se trata de un trazado muy clásico. Son 276 kilómetros y no todos los corredores pueden con esa distancia. Estoy completando el mejor verano de mi carrera deportiva”.
Con este enfado, una idea, quizás loca, se le ha pasado por la cabeza. “Un compañero me mandó un mensaje y me recordó que Rebellin se nacionalizó argentino para tener más oportunidades de ir al Mundial. Vivo seis meses al año en Girona y España es un gran país ciclista, igual que Bélgica… pero igual tengo que llamar a Argentina”. Para aclarar cualquier duda al respecto, Vanmarcke aclara: “esto último es en broma. Que no quepa duda”.