Sep Vanmarcke (Cannondale-Drapac) se ha ganado, de forma más o menos merecida, el poco deseado título como uno de los grandes pupas del pelotón. Este 2017 no ha sido muy distinto a otros años y el belga han vuelto a tener una importante ración de mala fortuna en forma de enfermedades, molestias y caídas que le han impedido rendir de forma regular y a la altura que, pese a todo, se sigue esperando de él.
Sin embargo, el golpe más fuerte –tanto físico como psicológico– le llegó ayer en la Vuelta a Flandes cuando rodaba con los mejores y sus opciones comenzaban a ganar enteros. Se fue al suelo y, magullado y dolorido, no le quedó más remedio que abandonar De Ronde.
Ahora, 24 horas después, se han confirmado los peores presagios. Tal y como se temía el propio corredor, se ha fracturado el dedo meñique de la mano derecha, tal y como ha explicado su hermano y director deportivo en el conjunto verde, Ken Vanmarcke. “Todavía estamos a lunes, por lo que es demasiado pronto para decir de forma definitivamente que no podrá tomar la salida el próximo domingo en la París-Roubaix”, aunque añadió que “a día de hoy, las opciones de que esté en la salida son muy pequeñas. Tenemos que ser realistas y aunque es una lesión que no te impide correr en bicicleta, sí es muy dolorosa. Además, estamos hablando de la París-Roubaix, no sobre una carrera normal. Es, sencillamente, la carrera más dura que existe”.
Vanmarcke irá estudiando sus opciones día a día. Su hermano ha explicado que, tras un día de descanso, “mañana volverá a subir en bici y sabremos más de cómo está”. E insistió: “es demasiado pronto para sacar grandes conclusiones”.