La Vuelta a España retoma hoy la competición después de disfrutar de su primera jornada de descanso y lo hace con uno de sus muchos focos de interés puestos sobre el equipo Cannondale-Drapac. Sobre su futuro y la manera en que afrontará ahora una carrera que, de la noche a la mañana, se ha convertido, quizás, en la última ronda de tres semanas de la estructura. El pasado sábado Jonathan Vaughters, el manager del equipo, hacía oficial algo que se venía rumoreando desde la noche anterior: la empresa con la que habían llegado a un acuerdo para convertirse en patrocinador principal se había echado atrás en el último momento y el futuro del equipo quedaba en peligro.
Vaughters, ausente en la Vuelta, trabaja sin descanso desde su casa en Colorado (Estados Unidos) para salvar su proyecto. Un trabajo que, tal y como explicaba en una interesante entrevista concedida a The Cycling Podcast, no es la primera vez que tiene que afrontar. “Han sido 24 horas muy interesantes”, reconocía sobre el primer día desde el anuncio. “No son sólo las últimas 24 horas… ha sido así los últimos diez años. Los equipos que tienen un modelo comercial y no un apoyo por parte de un inversor privado o una entidad gubernamental están luchando continuamente por cada dólar. Es algo que no para nunca. Empiezas el día 1 de enero y no descansas hasta el día 31 de diciembre. Y así, un año tras otro”.
En 2011 ya estuvo a punto de desaparecer
El ex ciclista americano reconocía que esta no es la primera ocasión en que el proyecto está en la cuerda floja. “Recuerdo que en 2011 teníamos a uno de nuestros patrocinadores principales al borde del concurso de acreedores unos días antes de Navidad. Por fortuna, alguien llegó y les rescató y, por fortuna, esa misma persona quiso respetar el contrato que la empresa tenía firmado con nosotros. Esa situación habría desembocado en la misma situación que estamos atravesando ahora, así que las últimas 24 horas no han sido divertidas y, aunque estoy muy agradecido por todas las muestras de apoyo que hemos recibido, no son especialmente estresantes… lo estresante ha sido la última década entera”.
Vaughters explica que todo se precipitó apenas 24 horas antes de que la noticia se hiciera oficial a través de un comunicado por parte del propio equipo. “Me enteré de la situación el viernes por la mañana. Lo primero que hice fue llamar a todos los representantes de los corredores para comunicarles lo que había ocurrido para que pudieran ir buscando otros equipos para sus representados. Algunos de ellos me pidieron que no hiciera pública la noticia y yo estuve de acuerdo. Les dije que no lo haríamos público hasta que ellos tuvieran tiempo de plantear la estrategia a seguir por su parte, pero no sé cómo la noticia comenzó a filtrarse y una vez que eso sucedió les volví a llamar y les dije que, sintiéndolo mucho, la noticia ya estaba saliendo y que tenía que hacerlo oficial. El sábado decidimos hacerlo público de manera oficial”.
Una sola persona en contra
Aunque el manager general de Cannondale-Drapac dice que “no puedo decir que firma ha sido la que se ha desvinculado del proyecto”, sí quiso entrar a explicar cómo se ha llegado a esta situación con un patrocinador que él mismo llegó a dar por seguro de forma pública. “Al final del día, necesitaban un consenso unánime en el consejo de administración. No era sólo una cuestión de votación, sino que tenía que existir un consenso y aunque la mayoría de los ejecutivos estaban a favor, había una persona que no lo estaba y eso es suficiente para que todo descarrile. Ha sido una sorpresa enorme tanto para ellos como para nosotros. Ya teníamos los diseños de los autobuses, los coches, los maillots… pero entiendo la situación porque ya he pasado por ello en el pasado. Una compra de publicidad por valor de siete millones de dólares bien sea en Google, televisión, tele por cable… eso nadie lo va a cuestionar. Esas cuestiones reciben el sello de aprobación sin problema, pero un equipo ciclista… eso destaca. ¡Pero es que esa es la intención! Se trata precisamente de eso: de destacar. La cuestión es que no sólo destaca de forma externa, sino que también llama la atención de manera interna dentro de la compañía y puedes encontrarte con una sola persona en el consejo de administración a la que no le guste la idea –y no sé porqué no le gusta la idea– y todo se derrumba. Es el gran reto que representa el modelo de un equipo mantenido por el método tradicional del patrocinio”.
En esa misma entrevista telefónica, Vaughters explica que hasta hace una década el trabajo de búsqueda de patrocinadores era relativamente más sencillo. “Antes era un poco más fácil. Hacía falta encontrar a alguien en una empresa a la que le gustara un deporte concreto. El pensamiento era más me gusta la vela, el ciclismo… el deporte que sea, y voy a invertir mi dinero ahí, pero esa manera de hacer las cosas ha cambiado tras la crisis. Ahora, las decisiones de este calibre se toman en base a un gran consenso porque nadie quiere arriesgar su puesto de trabajo”.
Rentabilidad de más de cien millones
Pese a este revés, causado por las reservas de una sola persona, Vaughters sigue defendiendo la rentabilidad del patrocinio ciclista. “Tenemos gran cantidad de datos que muestran el retorno que se recibe por la inversión en un equipo ciclista como el nuestro. Los siete millones de dólares que buscamos son para convertirse en el patrocinador principal del equipo porque, por fortuna, tenemos un gran apoyo financiero por parte de Cannondale, Drapac, Oath. Todos han puesto una gran cantidad de dinero para ser usado, pero necesitamos que llegue alguien para convertirse en el primer patrocinador del equipo. Para darle nombre. Nosotros podemos demostrar que por esa inversión de siete millones de dólares se recibe un retorno cercano de los cien millones” lo que, traducido de otra manera, implica que por cada dólar invertido se estaría recibiendo un retorno de 14,2 dólares.
La gran estrella del equipo, Rigoberto Urán, segundo clasificado en el pasado Tour de Francia y recientemente renovado, fue uno de los primeros corredores en salir públicamente en defensa de la escuadra y dijo que iba a darle a Vaughters un plazo de dos semanas antes de abrir negociaciones con otras escuadras. Para el ex corredor americano eso significa que “Rigoberto es increíblemente generoso al habernos dado dos semanas porque es un corredor que, evidentemente, podría firmar un contrato esta misma tarde si quisiera con un gran número de equipos”
Ese plazo dado por el colombiano podría convertirse, a la vez, en la fecha de caducidad de todo el proyecto si atendemos a lo dicho por Vaughters en The Cycling Podcast. “¿Mi fecha límite? Si miras el año pasado, con Lampre, que se convirtió en el equipo chino que, a su vez, se retiró en el último minuto y no tuvieron patrocinador hasta que entró UAE el 1 de diciembre… puedes dejar estas cosas hasta muy tarde, pero yo no creo que eso sea una situación justa para los corredores. Mi fecha límite tienen menos que ver con el papeleo y los plazos de la UCI y más con el respeto hacia los corredores y darles la oportunidad de buscarse un futuro en otro sitio. Si UAE no llega a aparecer el día 1 de diciembre, nadie en ese equipo podría haber hecho nada. No habrían tenido ningún recurso a su alcance. En nuestro caso, lo ideal y lo más realista es pensar que tenemos que buscar una solución en un plazo de dos semanas porque tenemos que aprovechar la reacción positiva que se está apreciando por parte del público y con suerte algún patrocinador va a ver eso y va a querer asociar su marca con eso”.