Redacción / Ciclo 21
Hombre sereno y de pocas palabras, Vojtěch Řepa (Velká Bíteš, 2000) esconde bajo su aparente seriedad un carácter afable y amistoso, algo que le hace empastar a la perfección con sus compañeros del Equipo Kern Pharma. En el plano deportivo, el checo ha completado un 2022 del que se lleva varios momentos inolvidables, resultados que remarcan sus enormes cualidades, pero también lecciones y aprendizajes que le hacen ser autocrítico y querer mejorar el año que viene.
- ¿Qué nota le pondrías a tu temporada 2022?
Creo que un 8. A nivel general, he rendido bien y he tenido fases de la temporada en las que he alcanzado un buen momento de forma. Y, sobre todo, le pongo esa nota porque ha sido un curso mucho más llevadero que el anterior en lo que tiene que ver con la salud. Todo aquello que sufrí en 2021 lo he podido olvidar en estos meses, en los que he conseguido continuidad a la hora de competir. También pienso que he cometido errores y que hay muchas facetas en las que debo mejorar.
- ¿Cuáles serían esos campos de mejora en los que quieres centrarte de cara a 2023?
Sobre todo, mi objetivo es mejorar en aspectos como la concentración en carrera o la táctica. En varios momentos importantes de la temporada me he equivocado en estos dos ámbitos y, analizándolo a posteriori, es algo en lo que debemos intentar fallar lo menos posible. Por ejemplo, en Turquía, tuve varios fallos, pese a que con el resultado sobre el papel parecería una carrera muy buena.
- Precisamente el Tour de Turquía fue tu primer gran momento del año, rozando el top-15 y con presencia entre los hombres más fuertes en las etapas decisivas.
Esa fue la parte positiva de aquellos días, en los que además conseguimos ganar la clasificación por equipos. Pue obtener una buena clasificación y me vi con unas piernas buenísimas, pero pagué algún que otro esfuerzo de más por falta de concentración.
- Tu siguiente momento destacable llegó en el Tour de Eslovenia, en el que conseguiste ser el mejor joven y meterte en el top-5 final. ¿Cómo recuerdas aquellos días?
Con muchísima satisfacción, porque las cosas salieron casi perfectas. Estaba centrado en hacerlo bien, justo antes de los campeonatos nacionales, estudié los perfiles de las etapas y llegué motivado porque encajaban con mis características y me encontraba en buena forma. Además, creo que el equipo se mostró muy fuerte y si pude estar tan arriba fue por el gran trabajo de mis compañeros y la dirección de Pablo Urtasun.
- ¿Qué se siente al rodar tan cerca de los hombres destacados, entre los que estaban corredores de la talla de Tadej Pogačar o Rafal Majka?
Es realmente bonito verte ahí con esos ciclistas, además de otros ídolos nacionales como Domen Novak o Matej Mohorič, quienes también rodaron delante. Es una carrera en la que los eslovenos corren súper motivados y en la que también disfrutas viendo cómo la afición del país se vuelca animándonos en las carreteras. Creo que, además, esa pasión de los aficionados nos sorprendió a todos en el buen sentido y fue también un aliciente.
- Tras la concentración estival, llegó la Vuelta a España. Tu primera grande. ¿Viviste intensamente las semanas previas hasta saber que finalmente serías de la partida en Utrecht?
Sin duda. En lo que a mí respecta, además, fueron semanas intensas porque tuve que tomar decisiones difíciles. Coincidiendo con la Vuelta había citas importantes con la selección de la República Checa en las que podía hacerlo bien, como el Campeonato de Europa o el Tour del Porvenir. Renunciar a eso es duro. Pero le dije a Juanjo Oroz que, si estaba entre los candidatos a correr la Vuelta, iba a hacer todo lo posible por ser uno de los ocho elegidos. Para mí fue una alegría tomar la salida en Holanda, porque había sido una apuesta fuerte y un objetivo para el que había trabajado mucho.
- En la ronda española tuviste una caída aparatosa en la primera semana, estuviste en una fuga y conseguiste llegar a Madrid. ¿Qué valoración haces de esta experiencia en tu primera vuelta de tres semanas?
Para mí ha sido una vivencia increíble, una mezcla de emociones desde las más positivas hasta las más difíciles y un desafío muy duro en lo físico. Lo que más me llevo de La Vuelta son los aprendizajes del día a día. Intenté ser una esponja y absorber todo lo que pude. Y me sirvió para ver que, en el nivel más alto de este deporte, la exigencia es brutal y tenemos que trabajar durísimo para competir de tú a tú.
- Con ese hambre por ser aún mejor, ¿cómo afrontas la próxima temporada?
Teniendo en cuenta que mi primer año en el equipo fue de muchos altibajos y que en este 2022 he tenido algo más de continuidad compitiendo, mi meta para 2023 es buscar esa estabilidad en mis actuaciones y resultados. Me gustaría dar un paso más en aquellas carreras que ya conozco bien y consolidarme. Creo que va a ser un curso ilusionante para mí y para el Equipo Kern Pharma, con algunos nuevos compañeros a bordo y la motivación de seguir creciendo como ciclistas.