Málaga, que trata de recuperarse a marchas forzadas de la resaca de su recién terminada Feria, se prepara ahora para una nueva avalancha, en este caso deportiva, con la inminente celebración de la salida de la Vuelta a España, que echará a rodar el próximo sábado con una cortísima contrarreloj individual de 8 kilómetros que, salvo sorpresa monumental en forma de caída o avería, no deparará diferencias notables entre los hombres de la general y servirá, eso sí, para distinguir al primer portador del maillot rojo. Un liderato que sólo 24 horas después, en la complicada meta de Caminito de Rey, se verá seriamente amenazado por primera vez.
Pero cuando dentro de algo más de tres semanas estemos haciendo el repaso de lo que dio de sí la 73ª edición de la ronda española, el nombre del portador del primer rojo será, seguramente, algo anecdótico. La organización de la vuelta ha preparado un recorrido que, si bien está lleno de trampas y sorpresas, volverá a tener en la última semana su fase decisiva. Será entonces, en los últimos días, cuando los grandes favoritos deberán demostrar que todavía tienen ese punch necesario para terminar de decantar la balanza a su favor. Además, sin un contrarrelojista de peso entre los grandes aspirantes al triunfo, la pelea parece que estará centrada, esta vez sí, en las siempre exigentes y complicadas rampas de esa semana final.
Quintana, necesitado y señalado
Si de señalar a los grandes candidatos al triunfo final se trata, sin duda la mayoría de los dedos apuntarán hacia el colombiano Nairo Quintana (Movistar), ganador de la prueba en 2016 y ausente el pasado año, el de Boyacá regresa a la única gran vuelta que le ha obligado a hincar la rodilla. Fue en 2014, tras aquella caída en la contrarreloj de la undécima etapa.
Tras confirmarse la ausencia de Mikel Landa, al que no le ha dado tiempo a recuperarse de sus molestias, Quintana se ha quedado como único y claro jefe de filas de Movistar y, a la vez, como el claro y máximo favorito al triunfo, algo que no debería, en un hombre de su experiencia y palmarés, suponer problema alguno por la presión añadida que ello conlleva.
Más que por su claro favoritismo, Quintana notará la presión por la necesidad de volver a reivindicarse como el vueltómano que una vez deslumbró a todo el planeta ciclismo. Tras debutar en las grandes vueltas con el segundo puesto del Tour 2013, fue al Giro para ganarlo en su debut de 2014 y sin esa caída ya antes mencionada, parece muy probable que se hubiese anotado su primera Vuelta ese mismo año. Tuvo que esperar, sin embargo, hasta 2016, cuando ya había sumado otros dos podios en el Tour. Desde entonces, sin embargo, su rendimiento ha ido cuesta abajo. La apuesta que el pasado año protagonizó intentando el doblete Giro-Tour le dejó tocado en lo físico y, por lo que parece, también en lo anímico. Este año, tras centrar toda la primera parte de la temporada en preparar “mejor que nunca” el Tour, salvó in extremis el top 10. Un bagaje pobre para un hombre de sus capacidades.
Por ello, la Vuelta deja muy poco margen de error para un Quintana que sabe que, con la sombra de Landa acechando en la jerarquía interna de Movistar, necesita de forma urgente un resultado que le vuelva a situar en lo más alto de la cadena trófica ciclista. Un resultado que, para él, sólo puede significar el triunfo.
Superman López, el colombiano del futuro
Situado, quizás, sólo un peldaño por debajo de Quintana en cuanto a favoritismo, su compatriota Miguel Ángel Superman López (Astana) llega a la Vuelta a España habiéndola preparado mejor que nunca. Tras completar un Giro realmente envidiable, con la guinda de su primer podio en una grande, sus apariciones en competición desde el final de la Corsa Rosa (27 de mayo) se han reducido a la Clásica de San Sebastián y a los cinco días de la Vuelta a Burgos, donde terminó segundo y ganó una etapa.
López sabe que esta puede ser una oportunidad de lujo para buscar su primera gran vuelta. El escalador colombiano tiene ante sí un terreno idóneo para un hombre de sus características y ha contado con todo el apoyo y, sobre todo, libertad en Astana para preparar este segundo gran objetivo del año a su conveniencia.
En Astana, que le ha rodeado de un equipo de plenas garantías para la alta montaña, saben que Superman es el colombiano del futuro. Con Quintana, al menos en apariencia, habiendo ya tocado techo, López está claramente posicionado para tomar el testigo y apuntar, quizás ya en 2019, al debut soñado en el Tour de Francia, una carrera donde, quiera o no, será señalado desde el primer momento como uno de los aspirantes a todo. Cierto es que le Tour, c’est le Tour, pero tras su tercer puesto del pasado Giro de Italia (sumado a la octava plaza de la Vuelta de 2017) el colombiano ya ha demostrado que puede afrontar la profundidad de la tercera semana. Un triunfo en la Vuelta le catapultaría, ya de forma definitiva, al presente del ciclismo vueltómano.
Yates, a despejar dudas
Precisamente esa incapacidad de aguante y resistencia en la tercera semana lo que acabó por aguarle la fiesta a Simon Yates (Mitchelton-Scott) en un Giro que parecía tener ganado. El corredor británico (y todo su equipo) se mostró muy sólido en la primera parte de la carrera. Él y Esteban Chaves se repartían triunfos y demostraciones de poderío hasta que el colombiano hizo crack en la décima etapa. Pero si sonoro fue el batacazo del siempre sonriente Chaves, el hundimiento de Yates en en la 19ª jornada fue, sencillamente, antológico.
Y esa, su capacidad de aguante, volverá a ser la gran duda que sobrevuele las opciones de un hombre que, por otro lado, no puede ser ninguneado a la hora de hablar de favoritos para el triunfo. En Mitchelton-Scott saben que para terminar de conseguir la cuadratura del círculo que convierte a un buen ciclista en un ganador de gran vuelta les queda mucho trabajo por hacer y ese fue, precisamente el motivo autocrítico que les he llevado, a última hora, a incluir a Adam Yates en el equipo de la Vuelta. Los dos fracasaron este año en sus respectivos objetivos principales y los dos lo hicieron de forma similar. Simon será el jefe de filas claro, pero si Adam (y el resto del equipo) es capaz de rodar a su mejor nivel y, sobre todo, mantenerlo durante las tres semanas, la fuerza combinada de los dos gemelos puede ser un factor determinante en esta Vuelta.
Los Izagirre, la opción española
La baja de Mikel Landa ha dejado algo huérfana a la afición española, pero cabe recordar que pese a la presencia de Vincenzo Nibali, Bahrain-Merida partirá el sábado desde Málaga con Ion y Gorka Izagirre como sus claras apuestas para la general.
Con el Tiburón centrado en preparar el Mundial de Innsbruck, es de esperar que el italiano haga una Vuelta de menos a más, algo que puede beneficiar, y mucho, a los dos hermanos españoles en caso de llegar a la parte final de la carrera con opciones de disputar el triunfo. La calidad del ganador de Giro, Tour y Vuelta está fuera de toda duda y contar, llegado el caso, con un lugarteniente de tanta enjundia sería, claro está, un factor diferencial enorme.
Pero aspirar al triunfo en la Vuelta a España exigirá que aquel de los dos hermanos que acabe designado para ello dé un paso adelante en su progresión muy importante. Hasta el momento, el palmarés combinado de los dos arroja el 21º de Ion en el Tour de 2014 como el mejor resultado en una gran vuelta, una carta de presentación que, evidentemente, no es suficiente para señalarles como grandes favoritos, por lo que será muy interesante comprobar cómo plantean la carrera con el objetivo de llegar a ese tramo final con opciones claras de triunfo.
De la Cruz se vestirá de Froome
Otro español que sale con muchas ambiciones es David De la Cruz, que asume por primera vez el rol de jefe de filas del Sky, del que Chris Froome, ganador en 2017, se ha borrado tras su doblete Giro-Tour.
Hace dos años, todavía en Quick Step, llegó a meterse en el top10 de la Vuelta, una actuación que el resto de su hoja de servicios en las grandes vueltas no sustenta. El catalán suma un total de ocho apariciones en pruebas de tres semanas y, además de ese séptimo puesto en la ronda española de 2016, suma cinco abandonos, algo que no debe de infundir mucha confianza a un Sky que habrá que ver qué es capaz de hacer sin ninguna de sus grandes figuras sobre la carretera.
Zakarin y Aru, los mejores de los outsiders
La Vuelta a España siempre sirve para descubrir por vez primera el nombre de algún corredor que en el futuro próximo será señalado como gran favorito en pruebas de tres semanas. Saber a estas alturas quién puede ser esa sorpresa sería jugar a la lotería, pero sí se puede, todavía, añadir algunos nombres más a los antes mecionados. Son los llamados outsiders. Hombres cuyas opciones parecen remotas, pero a los que una situación de carrera determinada podrían dejar ante la opción de aspirar a la carrera de su vida. Son hombres como Fabio Aru, ganador en 2015 y que, desde entonces, no ha vuelto a encontrar ese golpe de pierna ganador al que también aspira el ruso Ilnur Zakarin, tercero el pasado año y top10 en el Tour de 2018 que podría tratar de dar la campanada en esta Vuelta. Un grupo en el que también se incluyen nombres como los de Richie Porte, Thibaut Pinot, Steven Kruijswijk o George Bennett. Ahora, sólo falta que la carretera dicte su sentencia y ponga a cada cual en su lugar.