Antes de ganar el Tour de Francia 2020, el esloveno Tadej Pogačar ya había causado sensación en La Vuelta 19 al terminar 3º, con apenas 20 años, 11 meses y 25 días, sólo por detrás de su compatriota Primož Roglič y del murciano Alejandro Valverde. Sin embargo, no es el representante más joven en la historia de los pódiums de La Vuelta. Nos reencontramos en Granada con Antonio Jiménez Quiles (86 años). En su día, sin embargo, sólo tenía 20 años, 9 meses y 25 días, cuando la 10ª edición de La Vuelta (1955) terminó en Bilbao.
La Vuelta 1955 fue la primera Vuelta que ganó un francés: Jean Dotto, que marcó la senda de otros compatriotas que siguieron su estela más adelante: Jean Stablinski (1958), Jacques Anquetil (1963), Raymond Poulidor (1964), Roger Pingeon (1969), Bernard Hinault (1978 y 1983), Eric Caritoux (1984) y Laurent Jalabert (1995).
Tras cuatro años de parón, por motivos económicos, La Vuelta 1955 marca además el inicio de un nuevo ciclo que no ha vuelto a interrumpirse (la carrera se celebra cada año desde entonces). Antes había sufrido varias interrupciones: entre 1937 y 1940 debido a la Guerra Civil y de 1943 a 1944 por culpa de la II Guerra Mundial (1943-1944).
«Cuando llegué a la salida de Bilbao no estaba en la lista de inscritos. Me enteré de que iba a participar en La Vuelta la víspera de la primera etapa (Bilbao > San Sebastián)”, explica Antonio Jiménez Quiles, que se incorporó en el último momento a una selección regional que, con su presencia pasó a representar a Cataluña-Aragón y Andalucía. Era el único andaluz y sustituía al hijo de Santiago Mostajo, director deportivo de un conjunto, que costaba llegar a calificar de equipo. “En realidad estaba solo. Cenaba apartado y me masajeaba a mí mismo después de las etapas”, recuerda el que sigue siendo a día de hoy el mejor representante de la historia del ciclismo andaluz. Profesional entre 1954 y 1963, ganó un centenar de carreras, entre ellas dos campeonatos de España de la montaña; además de ser uno de los 100 personajes ilustres de la ciudad de Granada en el siglo XX.
“Jiménez Quiles ha luchado contra sus rivales y contra la indiferencia general”, titulaba el Diario Ideal el 10 de mayo de 1955. El benjamín de esa Vuelta empezó a hacerse notar a partir de la 10ª etapa, Valencia > Cuenca. Su forma iba in crescendo, y por eso decidió pedirle a Mostajo permiso para jugar sus propias cartas. Permiso concedido. A pesar de sus 8 minutos de retraso, se lanzó a la persecución de siete corredores escapados desde el kilómetro cero para encontrarse al final con el italiano Antonio Uliana, ganador del día y Jean Dotto, nuevo líder de la clasificación general que sucedía a otros dos franceses, Gilbert Bauvin y Raphaël Geminiani, gallos de la época, que habían portado el maillot de líder amarillo por primera vez antes que él. La táctica de su director deportivo, Sauveur Ducazeaux, consistía en despistar a los rivales metiendo a gregarios en las fugas. Una táctica que terminó funcionando ese día. Geminiani acabó tercero en el pódium final.
Tercero y finalmente segundo en la clasificación general fue Jiménez Quiles, que recuerda haber colocado al pelotón en fila india durante varios kilómetros para evitar que remontara Dotto, víctima de un inoportuno pinchazo en la penúltima etapa entre Valladolid y Bilbao. “Geminiani vino a felicitarme por mi valentía”, recuerda emocionado el mejor español de esa Vuelta – hasta entonces un desconocido – que, sin embargo, tuvo que enfrentarse de inicio a grandes nombres como el italiano Fiorenzo Magni, ganador de la clasificación por puntos. Se benefició de peleas internas en la selección nacional, de la rivalidad entre Jesús Loroño y Federico Martín Bahamontes que alimentaron las crónicas ciclistas de los años 50.
Jiménez Quiles se ligó de amistad durante esa Vuelta con Bernardo Ruiz (95 años), ganador de La Vuelta 1948 que disfruta de una merecida jubilación en Orihuela Playa, provincia de Alicante. “Hablamos por teléfono a menudo. Con él y con otros corredores de mi época”, explica el granadino, que logró reconvertirse en el sector del comercio, la restauración y el transporte en autobús (el logo de los Autobuses Jiménez Quiles era la silueta de un ciclista). También contaba con un negocio de alquiler de vehículos de lujo, destinado a las estrellas de cine (entre ellos, Sergio Leone), que venían a rodar películas en la zona de Almería.
Más tarde, regresó a La Vuelta como comisario de carrera, y siempre se alegra cuando la caravana de la ronda española para en Sierra Nevada (en 1979 por primera vez).
Su gesta sigue siendo excepcional a día de hoy en la historia del ciclismo. Sólo 11 corredores han subido al pódium de una Gran Vuelta antes de cumplir los 21 años (los 10 que precedieron a Pogačar eran legalmente menores). El más joven fue Henri Cornet, ganador del Tour de Francia 1904 con 19 años, 11 meses y 19 días. Fausto Coppi ganó el Giro 1940 con 20 años, 8 meses y 25 días. Desde la II Guerra Mundial, sólo Giambattista Baronchelli (2º del Giro 1974 con 20 años, 9 meses y 2 días) se intercala cronológicamente entre Jiménez Quiles (1955) y Tadej Pogačar (2020).
En 1955, este mito del ciclismo andaluz se marchó de Granada con un billete de tren de tercera clase. Volvió en avión y tuvo un recibimiento triunfal en las calles de una ciudad que no estaba acostumbrada a celebrar gestas deportivas. Hoy en día sigue viviendo en Granada, cerca del centro, y sigue cada año La Vuelta por televisión.