Vuelta España: Valverde es el que menos culpa tiene

Valverde protegido © Bettini

Con Alejandro Valverde nada es normal. Todo cae en la exageración y la hipérbole. Es por su forma de correr, de ganar y alargar esa carrera eterna. Nada es sencillo cuando se escribe del murciano.

Había por Andorra, un sentimiento de reconocimiento y casi reclinatorio ante Alejandro Valverde. Lo había dado todo, absolutamente todo en un empeño baldío, salvar otra gran vuelta para el Movistar.

Llegó a Málaga como segundo de abordo, cumplimentó una primera semana perfecta y todos empezamos a preguntarnos si los celestes habían marcado mal su carta ganadora. Sin embargo, poco o nada se le puede reprochar a Movistar sobre la elección de líder. Que Nairo debía llevar el dorsal acabado en uno creo que era lo lógico y casi deseable.

Pero que Valverde, con esa omnipresencia que le caracteriza, tenga que apagar los fuegos que le crecen alrededor de su equipo no es de recibo. No al menos en la medida, de sacar, conducir y rematar los goles. Y a veces da esa sensación.

En el Movistar hay una “Valverde dependencia” que no se corresponde con un equipo que se vende como el mejor del mundo, o entre los mejores,  al menos. Pero incluso Alejandro Valverde tiene un límite, un tope que en grandes vueltas ha salido muchas veces a relucir. No es un niño, y lo que le pasaba hace diez años, tener días malos en grandes vueltas, no podía dejar de pasar en el presente.

En la Rabasa, Simon Yates le vio flaquear y mató la carrera.

Artículo completo en El Cuaderno de Joan Seguidor

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