Dijo Wout Van Aert nada más arrasar en la Copa del Mundo de Dendermonde, el primer domingo tras Navidad: «En estos circuitos, las circunstancias no son sencillas, pero me encanta competir en ellas. Ha sido una de las carreras más locas que he hecho nunca. El firme estaba peor vuelta tras vuelta, fue épico y ol disfruté. No tenía gran sentido marcar una estrategia, cada uno a su ritmo hasta que me di cuenta que el mío era mejor que el del resto y eso es perfecto para la moral»
Ni más ni menos.
Dice la Wikipedia que «un martillo pilón es una máquina herramienta de origen antiguo aunque reconvertida en su forma moderna en la industria de la forja francesa en 1841. Desde entonces se emplea en la industria metalúrgica. Utiliza el principio del martillo usado para moler los granos, añadiendo la fuerza del vapor, necesaria para levantar un cilindro de mayor tamaño para comprimir los metales«.
Eso es moler los granos, descolgar los rivales.
Eso hace Wout Van Aert, poner el ritmo y todos a temblar, volver de una lesión pavorosa, recuperar su mejor versión y dejar huella.
Artículo completo en El Cuaderno de Joan Seguidor