Román Mendoza / Ciclo21
Mejor sub23 de la recientemente disputada Vuelta a Madrid y quinto clasificado en la general final, a sólo un puesto de ser el mejor español -que le arrebató ‘a los puntos’ Jaime Rosón (Movistar) en el sprint del Paseo de la Castellana-, Xuban Errazkin (Vito-Feirense-Blackjack) fue una de las gratas revelaciones de la pasada ronda madrileña, a pesar de que no es ya un desconocido: el año pasado fue el mejor sub23 en la Copa de Portugal.
Sin embargo, lo que es más curioso es la trayectoria profesional de este guipuzcoano de Usurbil, que tras dos campañas como sub23 aceptase la oferta de ‘subir’ al campo profesional en el país vecino, con el RP Boavista. Este año, tras tener alguna oferta ‘interesante’ que no terminó de cuajar, recalaba en un equipo portugués de nueva creación, el Vito-Feirense-Blackjack, que en la ronda madrileña demostraba no ser una escuadra de ‘relleno’, ya que aparte de la actuación de Errazkin, se llevaba la primera etapa y el triunfo final con Edgar Pinto.
– ¿Se esperaban este resultado?
– Sabíamos que Pinto estaba muy fuerte y queríamos hacer un buen papel. Pero no nos imaginamos que podíamos ganar la Vuelta. Ni siquiera cuando Edgar se puso líder al ganar el primer día, porque estábamos muchos corredores en el mismo tiempo y había algunos más rápidos que nosotros. El segundo día controlamos bien, me tocó trabajar para que el líder no lo hiciera cuando se rompió el grupo y lo solventamos sin problemas, aunque perdiésemos el liderato en la llegada. Y el domingo, sabíamos que pasaría lo mismo, que todo se decidiría por los puestos en el sprint y lo bueno es que Pinto no tuvo problemas, aunque a mí no me fue tan bien.
– ¿Qué le pasó?
– Cosas de los sprints en los que influyen muchas cosas, no sólo las fuerzas. Iba detrás de Soto, pero tuvo el pinchazo y me quedé un poco cortado. Al final fui decimoquinto que es un buen resultado para mis características y con la alegría de saber que mi compañero se había llevado la general.
– Sin embargo, usted es un corredor rápido…
– No esprinto mal si llego bien colocado, pero soy un desastre; si estamos en un grupo de más de cincuenta, me cuesta muchísimo coger la posición. Eso sí, tengo mi chispa y en llegadas que pican o con grupos más reducidos me defiendo, como el primer día en Manzanares.
– Dando un salto hacia atrás en el tiempo no es frecuente que un ciclista opte por dar el ‘salto’ en Portugal cuando apenas lleva dos años como sub23. ¿Cómo fue esta decisión?
– En aficionados ya me veía delante y tuve la oportunidad de estar como ‘stagiaire’ con el Willier, aunque al final no cuajase seguir. Por ello pensé que ya era el momento de pasar a profesionales. Tuve la oportunidad de hacerlo en Portugal y no lo dudé.
– La primera campaña, un mal inicio y un gran final…
– Sufrí mucho en las primeras carreras de la temporada, me costaba mucho seguir el ritmo. Además, en junio tuve una caída con rotura de radio y cúbito. Pero cuando volví en septiembre me encontré mucho mejor, y comencé a hacer puestos en clásicas y así quedé como mejor sub23 en la Copa de Portugal.
– A final de año, cambio de equipo, aunque no el esperado. ¿Estuvo a punto de fichar por un continental profesional?
Sí, tuve una oferta, pero a última hora se vino abajo. Conocía el proyecto del Vito Feirense y me inspiraba mucha confianza, a pesar de ser un equipo nuevo. Y ellos además confiaban en mí, y podía ser uno de los ‘capos’. No quise esperar más y me decanté. Y muy contento.
– Pese a esta notable actuación, este año tampoco comenzó bien por culpa de otra fractura…
– Corrí Algarve con muy buenas sensaciones y tenía confianza en hacer una buena carrera en Alentejo. Pero antes hicimos una clásica en Arrabida, que tenía una zona de ‘sterrato’ donde se cayó el que iba delante de mí y yo también me fui al suelo. Fractura de clavícula, pero a los dos días ya estaba en el rodillo entrenando y dos semanas después, con la selección en Gante.
– Sin embargo, la actuación con la selección no fue muy afortunada, ¿no?
– Fue un desastre -ríe abiertamente-. Aparte de castigarme mucho por el pavés, que no era lo mejor para mi clavícula, me pasó de todo. Lo mejor es que hablé con el seleccionador y me dijo que quería contar conmigo en pruebas por etapas, en concreto para la Carrera de la Paz -a principios de junio-.
– ¿Y también para el Tour del Porvenir y el Mundial?
– Aún no me ha dicho nada, salvo lo que me comentaba de que me pensaba que podría ir mejor en carreras por etapas. La verdad es que el Tour del Porvenir es uno de mis sueños. Y que si puedo correrlo me lo prepararía a tope para poder disputarlo. Es una carrera que me hace mucha ilusión. En cuanto al Mundial, sé que es durísimo este año, y por mi parte estaría encantado de correrlo.
– ¿Le volveremos a ver este año en España?
No lo sé. Hay gestiones para que corramos en julio en Getxo y Ordizia, pero aún no es seguro por la proximidad con Vuelta a Portugal. En mi caso tampoco es seguro, porque dependerá del programa. Si me seleccionan para el Tour del Porvenir, no correré la ronda portuguesa porque apenas hay descanso y son dos carreras muy duras para correrlas seguidas.
– Aún queda más de media temporada, pero, ¿tiene algo pensado para 2019?
– Está claro que me gustaría dar un paso más y fichar por un profesional-continental. Pero es algo que depende de mí, de cómo lo haga en estos próximos meses, y que, si cumplo, pienso que puedo tener esa oportunidad. ¿En Euskadi? Es bueno que haya dos equipos, pero ahora mismo pienso en el extranjero. Me gustaría correr en Francia, porque es un ciclismo que siempre me ha gustado, pero cualquier proyecto interesante sería bienvenido.